Cap II

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-Opps, perdón, no te vi.-Se disculpó el desconocido rascándose la nuca.

-H-hola, no te preocupes, no fue na-nada.- Aiden tartamudeó tanto que se quiso morir de la vergüenza.

-¿Patinas o montas en skate?- Añadió curioso.

-No, solo estaba viendo el atardecer-Mierda, pensó. Eso había sido un plus para definitivamente pasar más vergüenza con aquel chico.

-Has escogido un buen día para verlo, normalmente el sol solo se oculta y muy pocas veces está así. Digo, creo que no sueles verlo normalmente por qué es la primera vez que te veo por aquí, y se suele ver muy bien desde este parque. -El chico se mostró como si lo conociera de toda la vida, tenía la cara relajada y una pequeña sonrisa acompañaba a la frase.

-Pu-pues creo que s-si, no lo suelo ver normalmente, y creo que hoy es un buen día. -Aiden seguía tartamudeando a pesar de que intentaba no hacerlo.

Aquel chico era demasiado atractivo como para quedar mal enfrente de él y regarla. Era un chico alto, delgado, con una piel tan pálida que era un punto de luz en medio de todo el lugar. Tenía unos grandes ojos verdes y cejas abundantes, en sus labios destacaba el color rojizo que tenían y su nariz era delgada y acabada en punta. El pelo era otro mundo, era lo más hermoso de todo su ser, era negro con unos rizos sueltos pero definidos y una mitad estaba teñida de verde fluorescente. Ese día, llevaba una larga y suelta camiseta negra con alguna frase escrita en blanco, pantalones blancos sueltos con muchos bolsillos y unas zapatillas vans old skool, visiblemente rozadas y gastadas. Tenía un arito negro en el labio, un pequeño pendiente redondo y negro en la oreja y varias cadenas en el pantalón.

Definitivamente, ese chico, era la persona más opuesta a Aiden. El solo era una pequeña pulga al lado de él.

-Hey, tranquilo, no muerdo. Por qué vaya vestido así no significa que te quiera hacerte algo.-Añadió riendo al ver la tensión del chico.-¿Has venido aquí solo?

-Si, no tengo a nadie con quien venir.-Se estaba odiando por dentro. ¿Por que le contaba esas cosas a un lindo chico desconocido?

-Bueno, si quieres puedo acompañarte a ver el atardecer hoy. -Él, simplemente tomó asiento al lado de Aiden sin preguntarle.

-¿Estás seguro de que no quieres ir a con el skate a continuar lo que estabas haciendo antes de que tu tabla chocara con mi pie?-No sabía por qué el chico se había sentado con él cuando no se conocían de nada.

-Oye, parece que quieres que me vaya.-Respondió divertido.-Y no, no me apetece seguir practicando, me duelen los pies.-En aquel instante, se desató las zapatillas y se quedó en calcetines para estar más cómodo.

-Bueno, pues entonces q-quédate.-Aiden se estaba poniendo nervioso. ¿Como se supone que iba a conversar con un chico que no conocía después de estar cinco años sin amigos?

-Perfecto, en verdad creía que ibas a pedirme que me fuera. Pero gracias por no hacerlo.

Aiden quería gritar por dentro, le había dado las gracias por no decirle que se fuera. En ese momento, se dio cuenta de, primero, agradecía el haber salido antes de la biblioteca, y segundo, estaba seguro de que él no le haría daño.

-Por cierto, discúlpame, se me olvidó preguntar. ¿Cómo te llamas?

-Mi nombre es Aiden, ¿el tuyo?-Aiden ya estaba muerto, le había preguntado ¡su nombre!

-Aiden, suena cool. Yo me llamo Arthur, no me gusta, suena a realeza.-Añadió riendo de sí mismo.

-Arthur suena bien, no está mal.-No estaba mal, no, era el nombre más bonito que había escuchado en toda su vida. Sentía la necesidad de repetirlo en voz alta hasta que se cansase.

-Por lo que veo te gusta el café, yo trabajo en un Starbucks.

-Si, me gusta demasiado, lo necesito para vivir.-Quería preguntarle en qué Starbucks trabajaba para ir allí todos los días a por café, pero se tuvo que aguantar las ganas.

-Lo mismo digo, está demasiado delicioso.-Miró el café del chico como si quisiera bebérselo el.-¿Quieres que te enseñe algo en el skate?-Dijo levantando una ceja y sonriendo.

-Si tú quieres y no es mucha molestia, vale.-¿Es posible morir dos veces? Estaba deseando ver cómo Arthur hacía trucos con el skate.

Pero lo que él no sabía es que esta vez Arthur no montaría ni le enseñaría trucos. Aiden, aprendería a andar en skate.

Un Atardecer Que Terminó En Una Fría NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora