Million Dollar Man [Tom Hiddleston]

dieciséis

Tom se acercó a mí y sin previo aviso sujetó en un fuerte amarre mi muñeca, arrastrándome entre la multitud y sacándome de allí.

-Vas a hablarme igual de mal ahora?- su voz sonaba más a provocación que a reproche. -Vamos! Quiero escuchar como te vuelves una maleducada.-

Mi respuesta fue un silencio.

-Por qué te fuiste sin decir nada?-

-Joder no lo sé. Pregúntaselo a Rachel y a tu reciente demanda de divorcio!-

Los labios de Tom se juntaron formando una mueca que dejaba a un lado la ira antes reflejada.

-Ah claro! De repente ya no tienes nada que decir.- escupí.

-Tienes razón Will. Pero si no te hablé de la situación fue porque no quería que te sintieses...-no pudo terminar la frase.

-Amedrentada??? O como una de tus varias opciones para no querer verte solo?-

-Willow eso no es así. - su voz adquirió un tono más serio de lo normal.

-Ya claro. Déjame decirte una cosa. - el enfado estaba provocando un pitido en mis oídos mucho más molesto que la música de antes.- Ser una adolescente no me hace manipulable frente a ti, y si crees que voy a caer rendida a tus pies estás bien jod...-. el pitido se volvió más irritante y mi vista se nubló.

Mis piernas flaquearon, y aunque el choque de mis rodillas contra e suelo era inminente, Tom consiguió con un rápido movimiento sujetarme e impedir la caída.

Me cogió en brazos y me llevó a su coche, sentándome en el asiento del copiloto.

-Iré a avisar a tu amiga de que nos vamos.-

-Tom, para.- gimoteé con los ojos cerrados. -No puedo irme sin ella, no voy a dejarla sola.-

-Por el amor de dios Willow mírate.-

-No voy a irme sin ella.-

Él pasó las manos por su pelo mientras tomaba una gran bocanada de aire. Miró su muñeca, en la que portaba un reloj probablemente más caro que el traje que vestía y me volvió a mirar.

-Yo os llevaré a casa.-

Mis ganas de discutir eran nulas y honestamente creía que la mejor opción era que él nos llevase a casa, pero la fiesta acababa de comenzar y abandonarla ahora era una idea que no me rondaba la cabeza.

-Está bien, está bien.- hablé. -Nos llevarás, pero quedémonos un rato.-

Tom clavó en mi una mirada de desaprobación, pero antes de que pudiera reprocharme lo cogí de la mano e hice un puchero. -Por favor Tom.-

Como era de esperar, mis poderes de convicción lograron que cediese y en unos instantes ya nos estábamos dirigiendo al local.

Entramos caminando juntos, con su agarre posesivo en mi cintura, mientras las miradas estaban sobre nosotros. Me encontraba una infinidad de veces menos mareada que antes, y era de agradecer, ya que mi conversación con Tom tenía que seguir en algún momento.

Busqué con la mirada a Aria por todo el recinto, y allí estaba, con un chico que no era el anterior.
Toqué levemente su hombro.

-Aria.- se sobresaltó y giró de forma repentina. -Él es el señor Hiddleston, nos llevará a casa.-

Aria arqueó las cejas e inspeccionó a Tom de arriba a abajo.

-Ahora lo entiendo nena.- soltó con picardía.

Rodé los ojos intentando calmarme. Tom se había comportado como un capullo y lo que menos necesitaba era que lo elogiasen.

-Sabéis qué? Voy a por una copa.- hablé mientras me giraba para dirigirme a la barra.