Habían pasado exactamente dos semanas desde la anterior cena en la empresa y hoy volverían a tener otra.
-Papi crees que me queda mejor el vestido rojo o el negro? - pregunté observandome en el espejo.
-Te ves preciosa con ambos. -
Chasqueé la lengua con fastidio. - Lo sé, pero quiero saber cual te gusta más. -
-No le hables así a tu padre. - mi madre habló mientras se acomodaba el pelo.
-Adriana, la niña tiene razón, se ve espectacular con ambos. -
-Edward tienes que dejar se subirle el ego. -
-Mi ego está bien dónde está mamá. -
Me miró con enfado y siguió con lo que estaba haciendo.
-Y... - comencé a decir fingiendo que lo que iba a preguntar no era realmente importante para mí. - Va a ir el socio que me presentase el otro día? El señor Hamilton, o como sea. -
-Hiddleston, es Hiddleston. Recuérdalo, no me gustaría tener una falta de respeto hacia él. Los negocios que estamos haciendo juntos van viento en popa. Y si, va a ir. -
-Está bien papi. -
Si tan sólo el supiera que la lencería que llevo debajo de este vestido es por él.
Volvimos a coger el coche, dirigiéndonos a un restaurante que era diferente al anterior, pero apuesto que igual de caro o incluso más.
Antes de entrar por la puerta de este, alisé con las manos mi vestido y acomodé mi pelo.
Y me adentré.
El lugar era diferente pero yo ya conocía el modus operandi de estas personas, así que me dirigí a coger una copa de champán de las que los camareros llevaban en las bandejas y me senté en la barra.
Me dediqué a observar la entrada, pero solo entraba la misma gente aburrida y pedante de siempre.
-Buscas a alguien? - una grave voz se escuchó desde mi lado.
De inmediato me giré para encontrarme con los ojos que estaba esperando.
Sonreí de manera inevitable de medio lado.
-La verdad es que no, no hay nadie interesante en estas cenas señor Hamilton, son realmente mediocres. -
-Es Hiddleston. - comentó con cierta molestia.
-Oh, lo siento señor Hiddleston, que torpe soy. - mi tono salió más sarcástico de lo normal mientras posaba mi mano en su muslo.
-Sabe? Creo que podría hacer que su noche fuese más interesante. -
-Ah si? - pregunté elevando una ceja.
-Por supuesto, yo no le mentiría. - dijo levantándose y tendiéndome la mano.
La tomé indecisa pero con gusto y comenzó a guiarme.
Nos escabullíamos entre toda la multitud hasta salir por una puerta trasera.-A dónde estamos yendo? -
-Confíe en mi señorita Myers, cierre los ojos y deje que yo la guíe. - comentó llevando sus manos a mis hombros.
-Está bien, confiaré en usted señor Hiddleston, pero no se sienta importante. - bromeé.
Anduve a ciegas durante unos segundos hasta que por fin me pidió que abriese los ojos.
No me esperaba nada, no tenía ni la menor idea de a donde me llevaba, pero eso superó mis expectativas.Estábamos en lo que parecía ser el jardín de la parte trasera del restaurante. De frente se observaba un pequeño puente colgante a la antigua, rodeado de sauces llorones y completamente iluminado por una tenue luz.
No dude ni un instante en cruzarlo, y Tom fue detrás.
Por debajo del puente pasaba un riachuelo que me dejó unos instantes maravillada por todos los nenúfares que descansaban encima de este.
-Es impresionante. - admití.
-Lo es. - habló con una sonrisa.
Seguimos para delante, había un pequeño sendero entre toda la flora de aquel lugar y nos dedicamos a seguirlo hasta que llegamos a una piscina, que no era para nada pequeña.
Sonreí con malicia mirando hacia Tom. El no parecía entender nada hasta que comencé a desabrochar mi vestido.
-Señorita Myers! - exclamó dándose la vuelta.
-Oh vamos señor Hiddleston, va a decirme que usted no tiene ganas de darse un chapuzón? -
-Sería inapropiado. -
-Y quien dicta lo que es inapropiado o lo que no? -
-Tu padre por ejemplo. -
-Venga, no puede vivir su vida intentando ser el modelo de persona perfecta que todos esperan que sea. -
Hubo un silencio de unos segundos, hasta que con un "Que demonios" Tom comenzó a girarse sacándose los zapatos.
Lo había conseguido.
Deslicé mi vestido por mis muslos, intentando no mostrar importancia a la blanca y transparente lencería de encaje que llevaba puesta, sabía que había sido buena idea ponérmela.
Sentí su mirada posada en mi mientras terminaba de sacarme el vestido, y cuando acabé de hacerlo me giré como si nada pasase.
Escuché un carraspeo por parte suya mientras volvía a lo que estaba haciendo.
Oh cielo, eres tan malo fingiendo.
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Million Dollar Man [Tom Hiddleston]
FanfictionAmbos saben que están condenados al fracaso, ambos saben que no les traerá nada bueno, pero, por qué si es pecado sabe cómo un trozo del cielo?