once

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En definitiva acababa de llegar al punto de no retorno. Como había acabado así?
Le correspondí con una sonrisa medio desorientada durante un instante.

-Vete. - hablé con la voz entrecortada.

-Qué? - su ceño se frunció mientra seguía tratando de calmar su respiración.

-Venías a por sexo, lo has conseguido, ahora vete. -

Se quedó en silencio con un semblante serio, pero no intimidate.

-Por qué crees que lo único que quiero tener contigo es sexo? -

-Porque es lo único que quiero yo. - mentí, mentí como nunca antes lo había hecho. Hice una pausa, tratando de tragarme sin éxito alguno las palabras que venían a continuación. - Es lo que quieren todos. -

Tom permaneció quieto, con una expresión de preocupación bastante clara.
Se acercó un poco más a mí, aún que no reaccioné ante ello.

No dijo nada, se limitó a acariciar mi pómulo suavemente con su pulgar. Pronto comenzó a acariciarme el pelo, posicionándolo detrás de mi oreja, para luego acercarse y juntar de manera tierna nuestros labios.

No era bruto, ni estaba lleno de lujuria, era un beso, de esos que te dejan los sentimientos a flor de piel.

-Qué te parece si nos vemos mañana? - preguntó sonriendo de miedo lado.

Correspondí toda la alegría que extrañamente me estaba traspasando curvando de la misma manera mis labios.

-Me parece una buena idea. -

Tom se marchó de allí, dejándome con una sensación de fuego en mi vientre y con la cabeza llena de preguntas.
¿Por qué hacía esto? ¿Era por acercarse a mi padre? ¿Motivos de trabajo? ¿O quizás sentía algo por mí?

Creo que necesito un descanso.

Me dirigí a mi armario para ponerme uno de mis bikinis y me dirigí a la piscina.
Aria había enviado decenas de mensajes y llamadas mientras estaba ocupada, creo que era hora de las explicaciones.

*-Qué diablos te ha pasado?- * fue lo primero que dijo al descolgar la llamada.

-Hola a ti también Aria. Simplemente he pasado un rato con la persona que vino. -

*-Y se puede saber quién era para tenerte ocupada más de cuarenta minutos? - *

-Él era... era el señor Hiddleston. -

Hubo un silencio ensordecedor de varios segundos en la línea.

*-Entonces habéis tenido sexo, no? - *

-Sabes? Creo que es mejor que te lo cuente en persona. -

*-Joder habéis follado!- *

-Aria, por favor.- hablé dejando salir una risa nerviosa.

*-Está bien, luego nos vemos putón. -*

Sin lugar a dudas, necesitaba tiempo para pensar, mucho tiempo.

Ya había pasado toda la noche. Me encontraba desayunando mis perfectas y doradas tostadas con mermelada de arándanos mientras observaba somnolienta el infinito.

La casa estaba en un silencio sepulcral, mis padres habían salido con unos compañeros ayer a la noche y, puesto que aún eran las diez, no se habían levantado.

Eso no me importaba mucho, inexplicablemente no podía sacarme al estúpido Hiddleston de la cabeza, y eso comenzaba a desesperarme.

Quedarme en casa sin hacer nada no mejoraría las cosas, así que la decisión que podía tomar era o irme de compras o hacer deporte, y ciertamente no me apetecía demasiado tener que escuchar como mi madre me reprocha que he fundido la tarjeta de crédito por tercera vez este mes.

Million Dollar Man [Tom Hiddleston] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora