Me encontraba aplicándome iluminador en el baño, la fiesta ya había empezado, pero Aria y yo teníamos por norma no llegar nunca temprano a las fiestas.
Ella entró por la puerta ya preparada.
-Cómo me veo? -
-Como una auténtica perra. - contesté riendo. -Y yo? -
-Icónica nena. Va, termina, voy a avisar ya a Leo para que nos lleve. -
Asentí y comencé a recoger todo lo que había dejado esparcido por la habitación.
Cuando bajé, los padres de Aria estaban allí.-Pasadlo bien chicas, y si tenéis algún problema, llamad. - habló su madre con un tono cariñoso, de esos que te hacen sentir parte de la familia.
-Y sed buenas. - dijo su padre.
Fuera nos estaba esperando Leo, justo al lado del Mercedes con las puertas abiertas.
Él siempre había sido alguien muy cercano a ambas; nos hacía favores constantemente, nos daba consejos, nos cubría y nos guardaba secretos.-Buenas noches señoritas. - habló.
-Buenas noches Leo. - dijimos mientras nos metíamos dentro del coche.
-A dónde? -
-A Nikki Beach. - contestó Aria.
Mientras yo cogí en el móvil, ya que había estado completamente alejada de él todo el día, y en ese momento un nudo se formó en mi estómago. Tenía trece llamadas perdidas de Tom, junto a decenas de mensajes de texto. Quizá marcharme sin decir nada no había estado bien, pero su mentira había estado peor.
-Estás bien? - preguntó Aria.
-Sí, es sólo que. -hice una pausa para respirar y aclarar lo que de verdad iba a decir. - Nada, estoy bien. -
No tardamos demasiado en llegar al local. Al bajar del coche una atmósfera ruidosa inundó mis sentidos de forma impasible.
La mayoría de la gente ya se encontraba bajo los efectos de diversas sustancias, pero eso era lo que hacía interesante las fiestas de Nikki Beach.
Ricos fingiendo una superioridad de la que carecen.Aria agarró mi mano y me llevó a la barra.
-Buenas noches señoritas, qué desean?- el camarero de unos veinte años nos recibió con una sonrisa.
-Hola corazón, escucha.- contestó Aria añadiendo a su sonrisa su característica picardía. -Vas a servirnos dos margaritas ahora mismo, dentro de cinco minutos otros dos y a partir de ahí dos chupitos de lo mejor que tengas cada tres.-
-Aria joder.- golpeé su hombro en un amago de impedir que nos matase esta noche.-
Mientras ella y el camarero conversaban, mi móvil comenzó a vibrar. Otra llamada de Tom. Otra llamada a la que no iba a contestar.
Desbloqueé mi móvil y divisé que había dejado numerosos mensajes en los que parecía estar bastante alterado. Y de pronto, me sentí, ¿mal?, ¿por un hombre?En definitiva, necesitaba ya ese margarita.
Aria y yo nos dirigimos a la pista con las copas en la mano. La música retumbaba en mis oídos de forma tan infernal que mantenía mi cabeza libre de cualquier pensamiento relacionado con Tom.
Nos tomamos la copa, y bailamos, acabamos la siguiente, y bailamos, nos tomamos los chupitos, y acabamos en la piscina, y de pronto, mi móvil, otra vez.
Echaré la culpa al alcohol de lo imprudente que voy a ser en estos momentos, porque honestamente lo de cargar con las culpas no es mi especialidad.
*-Willow, dónde estás?-* la voz de Tom se escuchó a través de la línea, y el volumen de la música no impedía la notoriedad de su enfado.
-Joder Tom, ese no es tu puto problema.-
*-No te atrevas a hablarm... Espera, Will, estás borracha?-*
-Acabo de decirte que no es de tu maldita incumbencia. Déjame, me lo estoy pasando bien.- sabía que mi comportamiento acabaría buscándome problemas, pero la vida es muy corta, la noche muy larga y yo voy bastante ebria.
*-Está bien, me harté de esta gilipollez, dónde estás?-* ahora que la música sonaba más baja podía percibir que su voz a través de la línea sólo mostraba ira.
-No actúes como si fueses mi jodido padre.- grité.
De un momento a otro, la música cesó y escuchar a Tom por el teléfono se facilitó. El DJ estaba hablando.
*-Dime qué local es.* setenció.
-Cómeme el coño.-
Y este fue, el preciso instante en el que mi estómago dio un vuelco que conmocionó mis entrañas. El momento en el que Tom escuchó tras la línea como el DJ mencionaba el nombre del local.
Y él colgó. Y yo supe que estaba metida en un lío.
Volví al sitio en el que había dejado a Aria y vi que estaba ocupada con un hombre vestido de etiqueta que aparentaba unos veinticinco años. Como para que luego se riese de mi y de mis gustos.
Toqué levemente su hombro y le informé de que no tenía que preocuparse por mí, ya que tenia un asunto que solucionar.
Volví a la barra para pedirme otro chupito antes de tener que enfrentarme a la situación.
Y más tarde, lo vi. Vi como sus ojos buscaban desesperadamente identificar los míos y como la vena de su cuello se marcaba al encontrarme.Mierda.
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Million Dollar Man [Tom Hiddleston]
FanfictionAmbos saben que están condenados al fracaso, ambos saben que no les traerá nada bueno, pero, por qué si es pecado sabe cómo un trozo del cielo?