Lanzo con fuerzas mi teléfono para seguir durmiendo, pero la maldita cosa sigue sonando. Me levanto sintiendo como mi mundo gira a mí alrededor y como mi cabeza no deja de martillarme. No debería haber tomado esos tragos. Abro mis ojos para buscar mi celular y lo encuentro cerca de la puerta, lo tomo para ver el nombre de Danilo Fuentes, ¿Qué mierda hace llamándome un sábado a las nueve de la mañana?
— ¿Qué quieres? —le escupo.
—Buenos días a ti también Rynard.
—No estoy para tus juegos en estos momentos Danilo, sí que dime para que me llamaste.—Me siento en la cama y miro mi tacones a un lado, mi vestido en la otra punta, pero mi ropa interior sigue intacta en mi cuerpo y eso me demuestra que no me acosté con nadie.
Gracias a Dios.
—Tienes que llevar tu Honda al taller si quieres que te lo devuelva antes de la carrera porque luego no...
—Estaré en treinta minutos y si quieres me compras un café, solamente si tu corazón está blando hoy.
—Para eso está tu secretaria, para que te avise las cosas —me reclama.
—Tan sola compra mi maldito café y espérame.
Le corto tirando el celular a la cama. Ni siquiera son las diez de la mañana y ya tengo que salir, pero no me queda otra opción, si quiero que mi moto este lista esta semana, necesito llevársela hoy porque antes muerta que usarla como está. La necesito como si hubiese salido de la fabrica y con mejores repuestos, sí que empujo mi trasero al baño, el agua helada me despertara y de paso me quitara la reseca, que mejor receta.
Tomo mis documentos y salgo. Entro al salón para encontrarme a mi amiga tirada en el sofá con tan solo su falda puesta, tiene una botella de tequila al lado y todo su cabello le cae por el rostro. No quiero creer que me veía de esta misma manera. Tan miserable. Necesito hablar con ella seriamente, pero no ahora. Saco una botella de agua del refrigerador y tomo algunas aspirinas que tengo en el primer estante para dejárselo en la mesa de centro, ya que deduzco que ni siquiera podrá moverse cuando se despierte y la necesito lucida, no con una reseca de mil demonios. Tiro de mi casco que está detrás de la puerta de la bodega y camino hacia la salida.
Espero que el ascensor baje y por mientras miro mi agenda. El lunes tengo toda la mañana ocupada, pero al mediodía no tenga nada, sí que le mando un mensaje a Beckham para avisarle de que a las doce y media estoy desocupada para que venga a mi oficina y dejo de lado todo lo que tenga que ver con trabajo y tan solo me preocupo de la Élite.
Marco el piso cero que me llevará al estacionamiento. Juego con la llave de la moto, hace tiempo que no me subo en ella y debería practicar, porque por lo que me han dicho la carrera será en dunas de arena que quedan a la mitad de la nada, será difícil, ya que saber que te espera en el camino es impredecible, lo único que te puede dar tranquilidad es saber que tu moto es capaz de soportarlo, porque la caída es rápida y tienes que estabilizarla para poder pasar por los baches, no puedo perder y menos hacerme daño, sí que por lo mismo le pregunto a Danilo si tiene una motocross que me preste y el de inmediato me dice que sí.
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Morfina (Adicción I)
Teen FictionLa Élite quiere gobernar las calles de California, los Estigmas harán todo por destruirlos y los Ataraxia no quieren estar en medio de ellos. En California los peces grandes gobiernan de día y de noche los hijos pelean por lo suyo, pero tan solo hab...