Apago las luces de mi cuarto para salir al pasillo, le insisto a Leah para que termine de arreglarse para que nos vayamos. Ha llegado el día de la carrera y no quiero llegar tarde, ya que hay mucho camino que recorrer para llegar a las afueras de California y quiero ver en persona a HoleBlack, tanto que han hablado de él quiero cerciorarme de que todos los adjetivos que le han dado sean ciertas y no una falacia.
La veo salir con la etiqueta propia del Solsticio, todo completamente de negro, nadie puede vestirse acorde a su pandilla, todos tienen que ser iguales y de esa manera no haya confrontaciones, es eficaz, pero no lo suficiente. Tomo las llaves de mi moto y la de mi Ferrari para salir de aquí. Danilo me la dejo tal cual como le dije y es hermosa, el motor suena como un ronroneo y la velocidad es impecable, sino gano está noche es porque de verdad estoy maldita, me merezco esos dos Ferrari, sin importar nada.
— ¿Te lo llevas? —le lanzo las llaves.
— ¿En serio vas a elegir ese hermoso auto y no otro?
—Este año han elegido apostar Ferrari y no otro, malditas reglas.— Las puertas se abren y caminamos una al lado de la otra, ella se detiene en mi Ferrari rojo y yo en mi moto —. Te deje la dirección en el GPS y por favor que llegue sano y salvo.
— ¿Cuándo te he defraudado? —No respondo y tan solo me paso por la cabeza el casco y me subo. Ella sale de las primeras para luego seguirla.
Le mando un mensaje a Beckham de que voy en camino. Estaba a punto de obligarlo a que se quedará, pero es mi compañero y por más que no me guste, su trabajo es acompañarme a todo lo que tenga que ver con la Élite, sí que espero que está noche no haya problemas y que todo esté bien como siempre —entre comillas—.
Media hora más tarde, me desvió por una carretera secundaría rodeada de dunas de arena y de campos secos. A medida que me iba alejando deje de escuchar los coches de la autopista para oír en su lugar música y cada vez más fuerte. Puedo ver a lo lejos a un montón de gente con luces fosforescentes de muchos colores en una zona que está a la mitad de la nada, repleta de coches y motos aparcados de cualquier manera.
Detengo la moto en un sitio lo bastante cerca para que me la suban y me bajo. A los segundos llega Leah que se estaciona cerca de unos de los Ferrari de los Ataraxia, han elegido uno azul eléctrico que a la luz se ve brillante y hermoso, lo necesito en mi vida como el aire para respirar. Me entrega las llaves y la guardo en mi chaqueta.
—Tus llaves —me indica un chico que deduzco que es el encargado de subir las motos y se las entrego —. La carrera empezara en veinte minutos para que te prepares.
— ¿Habrá luces? —le pregunto a la gigantesca duna de arena que me espera a unos metros más allá.
—Los de abajo te guiarán.
—Genial.
Lo veo alejarse y yo contemplo la pista que me espera. Espero que no haya obstáculos en el camino porque si las hay no las voy a poder ver, tan solo será mi instinto y mi suerte, nada más. Tendré que estar pegada a los manillares como pegamento porque si lo hago demasiado rápido puedo salir volando cuando esté llegando al suelo, sí que tendré que preocuparme mucho de eso y de otras cosas también. Veo llegar a Beckham con su Camaro acompañado de Jaiden, otra persona que tengo muchas ganas de ver.
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Morfina (Adicción I)
Teen FictionLa Élite quiere gobernar las calles de California, los Estigmas harán todo por destruirlos y los Ataraxia no quieren estar en medio de ellos. En California los peces grandes gobiernan de día y de noche los hijos pelean por lo suyo, pero tan solo hab...