Capítulo 10

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Estoy afuera

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Estoy afuera.

Me avisa Beckham. 

Yo dejo mis cosas sobre la mesa para ir abrirle la puerta. Bajo los escalones para verlo por la pantalla, se ha vestido como le dije, completamente de negro y la capucha de su chaqueta lo hace ver peligroso, pero también atractivo. La sensación de su boca en mi cuerpo, me estremece, si salimos vivos de esta, me lo llevare a mi departamento y le daré la mejor sensación que haya pedido tener.

Le abro el portón para seguir haciendo lo mío. La arma que me dio Lorenzo ya la probé y que delicia haberlo hecho. No soy fan de las pistolas, pero está es distinta, la hicieron acorde a mí y por lo mismo les dije que no hablaran sobre esto cuando llegara Beckham, no quiero que se entere que tengo un arma y que es capaz de matar al tan solo tacto del cuerpo. Por más que él me haga ver que está a mi altura, no le creo, Beckham se ha criado de otra manera y dañar a otros no entra en su vocabulario.

Posiblemente te sorprenda.

Pero eso lo veré cuando de verdad estemos en peligro y por ahora no creo que lo estemos. Entra a la sala mirando lo que he dejado para él. Una pistola con cartuchos —como me dijo que le gustan más las armas de fuego que las blancas elegí especialmente esa para él—, un intercomunicador y un chaleco antibalas.

— ¿En serio? —me pregunta divertido apuntando al chaleco.

—No quiero que te mueras.

—No confías en mí, no crees que sea capaz de defenderme —lo afirma mirándome fijamente.

—No es eso—intento explicar, pero él me detiene con la mano. Yo levanto una ceja compungida.

— ¿Quieres ver lo soy capaz de hacer? —Me ha acorralado contra la pared poniendo su rostro a centímetros del mío. No dejo de mirar sus labios y sus ojos, ¿Qué mierda me pasa?—. Soy capaz de disparar hasta con los ojos cerrados, pero tú no me creerás hasta verlo con tus propios ojos y está bien, te lo mostrare, pero cuando lo haga, tendrás que dejar tus prejuicios de lado y confiar en mí.

Me gusta cuando saca ese lado de él: Tan confiado y demandante.

—Maldita sea Paradise, te dije que tuvieras cuidado.—Me suelta cuando escuchamos a los chicos por él pasillo. Brian asoma su cabeza.

— ¿Nos vamos?

— ¿Los autos están listo? —Él asiente —. De acuerdo, vamos, ¿Necesitas algo más?

—Navajas. —Lo miro extrañada —. Siempre hay que llevarlas.

— ¿Le traes una? —le pregunto a Brian y el asiente para desaparecer nuevamente por el pasillo —. Y sobre lo que dijiste, no tienes que demostrarme nada, mi desconfianza no es por ti, es por mí, sí que cuando me comporto de esta manera, tan solo déjalo pasar y sigue con lo tuyo.

—Al fin una mala cualidad de la belleza de hielo. —Niego con la cabeza divertida. Pasamos por la sala de computación y los chicos ya están posicionados detrás de los televisores. Aparece el puerto en su máximo esplendor y veo que nuestro barco ya ha llegado y están embarcando, sí que es nuestro momentos de irnos.

Morfina (Adicción I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora