Capítulo 23

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—¿Entonces te veo este viernes? —Me entrega la invitación—

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—¿Entonces te veo este viernes? —Me entrega la invitación—. Puedes invitar a alguien.

—Una última cosa, si las cosas se complican, yo me largo, no quiero lidiar con tu familia más de lo necesario.

Me sonríe ampliamente como si le divirtiera todo esto, cuando no tiene ni una pisca de gracia, este hombre está loco de la cabeza.

—Son dos carpetas que necesitas, la primera en donde salga todas las transferencias que ha hecho en estos últimos meses y los contratos, si que la única forma de conseguirlo es esa noche, ya que se renueva cada viernes y su técnico lo deja en su oficina, si que tan solo necesito que lo tomes y te largues, ¿De acuerdo?

Como si fuera tan fácil, pero por lo menos no estaré sola.

Llevaré a Beckham, ya que es su mundo y sus lujos, y de paso me ayudara a meterme en el ojo del huracán.

—De acuerdo, te veo este viernes.

—Sabía que no me ibas a defraudar.

—Nunca lo hago. —Se despide de mí con una reverencia que me hace reír y sale de mi oficina.

Marco el número de Beckham y por mientras que me contesta miro las fotos que me mando Paradise. Ya ha encontrado el lugar que necesita y es perfecto, ya que no queda tan lejos, pero tampoco tan al centro, es un lugar en donde todo el mundo frecuentaran y a todos les encantara, pero no lo abrirá hasta que yo tenga los bandos y le dije que no me esperaba, si antes lo abre, antes podrá tener lo que merece, pero están testaruda como yo, si que no insiste demasiado.

—Hola —me saluda. Yo giro mi silla para mirar hacia el ventanal.

—¿Estás ocupado este viernes?

—No, ¿Por qué?

—Tengo trabajo y necesito ir a una fiesta de beneficencia de los Baker.

—¿Y qué vas a hacer allí? —me dice cauteloso.

—Necesito robar unos papeles.

Se queda silencio y cuento los segundos en el que se demora en contestar: uno, dos, tres, cuatro.

—Está bien, es mejor acompañarte que dejarte a tu suerte. —Pongo los ojos en blanco. Tan exagerado.

—¿Entonces te veo este viernes?

—Claro que sí, no te dejaría sola con toda esa gente, te pueden comer viva. —Me río.

—O yo a ellos. —Ahora él se ríe.

—También.

—Te quiero en traje y ocupa el más ajustado que tengas, me gusta cómo se te ve —le comenta coqueta.

—Pero no te gustará ver como las mujeres me miran y lo harán Rynard de la misma manera que tú lo haces.

—Cariño, eso no es un problema, sino una ventaja porque cuando me miren, sabrán que tú eres mío y por más que te aprecien, la que te tendrá soy yo.

Morfina (Adicción I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora