Salgo del baño y me doy cuenta de que hay una cama, ni siquiera hay una puerta para separar la sala con el cuarto, sí que tampoco puedo dormir en el sofá y maldigo por no haberme dado cuenta. Lo veo apoyado en el balcón, podría dormir en la bañera, pero él no me dejaría y no tengo otras opciones, en realidad si la tengo, pero no creo que pueda ejecutarla está noche, estoy demasiado cansada para quedarme despierta toda la noche.
—¿Dormirás conmigo? —le inquiero cuando entra a la sala. Se ha puesto su ropa de dormir que consiste en una musculosa con unos shorts simples.
—Tienes todo el mundo al revés, debería darte incomodidad otras cosas, no dormir con otras personas, ¿Acaso echas a los hombres que se acuestan contigo? —me quedo callada sabiendo que no hay forma de decirlo bonito —. Eres todo un caso Rynard.
—Yo no duermo con nadie.
—Siempre hay una primera vez —camina hacia la cama, pero lo detengo por el brazo.
—Voy a dormir en el sofá y no quiero que me obligues a dormir contigo, ¿De acuerdo?
Mis palabras lo hacen mirarme con intensidad como si intentara derretirme, pero en estos momentos estoy preocupada de otras cosas y no lo dejo entrar en mí.
—Por esta noche.
—¿Cómo dices?
—Te dejaré dormir sola esta noche, pero para la otra dormirás conmigo —me río. Tiene una magia para sacar cosas en momentos menos oportunos, pero más que incomodidad me hace reír.
—Está bien.
—Recuérdalo porque luego no quiero que me digas que no —me apunta y yo asiento —. Pero tú dormirás en la cama y yo en el sofá.
—Un millonario como tu durmiendo en un sofá, eso es romper las reglas de un magnate.
—Si supieras que he dormido en cosas peores te darías cuenta de que el sofá es un palacio —entrecierro mis ojos escéptica y el me da un beso en la coronilla para caminar al sofá —. Buenas noches.
—Buenas noches.
Cubro mi cuerpo con las sabanas dejando tan solo la mitad de mi rostro afuera. Las posibilidades de que no me ocurra es muy mínima, pero no puedo postergar tener los ojos abiertos, ya que le sueño llegará y caeré en las profundidades de mi mente, sí que tan solo espero que ocurra con menos intensidad que cuando estoy sola.
Miro los puntos brillantes que hay en el cielo y poco a poco mis ojos se cierran sumergiéndose en la oscuridad nuevamente.
No puede estar muerta...no puede.
Levanto mis manos viendo las palmas repletas de sangre, necesito llegar a donde ella, pero el sonido de las balas no ha cesado, no puedo cruzar el salón sin que una de ellas me llegue, tengo que quedarme aquí, en el lugar que mi madre me dejo, tengo que hacerle caso, pero cada segundo que pasa, ella se muere, no puedo dejar que se vaya, la necesito.
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Morfina (Adicción I)
Novela JuvenilLa Élite quiere gobernar las calles de California, los Estigmas harán todo por destruirlos y los Ataraxia no quieren estar en medio de ellos. En California los peces grandes gobiernan de día y de noche los hijos pelean por lo suyo, pero tan solo hab...