Marte, nuestro futuro ©✔️ El Espacio #1 {Pendiente de editar}

Capítulo 1. Anne. Atrapados en Marte

Miedo. Esa es la emoción que me domina en este instante. ¿En qué momento pensamos que venir aquí era una buena idea? Definitivamente no pensamos las consecuencias.

Mis padres podrían ser los mejores astronautas del mundo, pero sin duda no habían pensado una alternativa para lo que nos acaba de pasar. El motor de la nave está roto. Ya no funciona. Eso es un hecho. ¿Y ahora qué? En este sitio lo único que hay es calor, puro calor. Nada más. Bueno, a unos pasos de nosotros hay lo que parece ser una casa, pero con el calor que hace aquí dudo que haya alguien allí.

Para hacer un breve resumen de cómo hemos llegado a esta situación mi familia y yo, os diré que los deseos de una persona en sus últimos días son bastante valiosos.

Mis abuelos querían como última voluntad pisar Marte. ¿Por qué? No tengo ni idea. Deseos de moribundos supongo. Mis padres (que son tan complacientes) decidieron darles a mis abuelos esa última voluntad, pero no contaban con que al pisar Marte el motor explotaría por sobrecalentamiento. Y así nos encontramos en esta situación. En medio de la nada, fuera de la órbita terrestre y con nuestros trajes espaciales dando vueltas por Marte. Bueno, yo soy la que está dando vueltas, mis padres están intentando arreglar el motor de la nave, aunque lo veo difícil. Definitivamente yo lo veo como un caso perdido. ¿Por qué? Muy simple: ese motor ha explotado, está inservible, ni siquiera en la Tierra con toda la tecnología del mundo se podría arreglar. Necesitábamos otro motor con urgencia.

Y ahora una pregunta que seguro está rondando por tu cabeza: ¿Cómo habéis conseguido ir a Marte? Bueno, pues la respuesta es muy sencilla: mis padres son astronautas, los mejores astronautas de Estados Unidos. Han hecho incontables viajes a la luna (aunque obviamente esas cosas no se muestran en noticias, todo el mundo querría venir como si fuera una atracción de feria, y obviamente eso es lo que la NASA quiere evitar). Ellos se movían con agilidad en este tema, pero nunca habían hecho uno más allá del satélite terrestre.

A pesar de la preparación que tenía este viaje (con un par de meses de antelación) todo lo que mis padres habían preparado se ha visto terriblemente frustrado por este "pequeño" incidente. No habían contado con las altas temperaturas del planeta rojo, y ello había ocasionado que el motor no estuviera preparado para aguantar tanta temperatura.

Observo la escena delante de mí a través del casco acristalado del traje espacial. Mi madre está a un lado de la nave observando a mi padre, el cual está con su caja de herramientas en un lado. Mis abuelos están en la nave, observando a mi padre trabajar. Están sentados en los asientos traseros de la nave con la puerta abierta.

Mi madre deja de observar a mi padre y me mira a mí. — Anne, ¿puedes ir a aquella casa y preguntar si tienen un motor? — la miro con incredulidad. ¿De verdad acaba de preguntarme eso? ¿Había siquiera una pequeña posibilidad de que hubiera otro ser vivo en este planeta aparte de nosotros? Ella ve cómo frunzo el ceño ante su pregunta y añade: — Por favor Anne, sabes que hay una pequeña posibilidad. — ¿acaso me lees la mente mamá? Lo pienso, pero no lo digo.

Me giro a regañadientes y camino hasta la pequeña casa de metal que está a unos pasos de nosotros. Está bastante bien hecha. Probablemente la hizo alguien que se quedó atrapado y murió hace tiempo, y su casa se quedó aquí. Llego a la puerta y le doy dos golpes. Silencio. Nadie abre.

Cuando estoy por darme la vuelta me sorprende escuchar la puerta abrirse. Miro fijamente al chico que me ha abierto. Vale, es joven, muy joven. Tendrá unos veinticinco años o menos. ¿Qué hace aquí? Él me mira esperando que diga algo.

— Hola, soy Anne. Mi familia y yo nos hemos quedado aquí atrapados. Nuestro motor ha explotado y nos preguntábamos si tenías uno de repuesto. — me mira fijamente unos segundos con sorpresa.