I. Perenne

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Perenne: Que dura siempre o mucho tiempo.

Recordaba la última vez que lo había visto en una reunión de su hermano mayor, a pesar de que le gustaba estar con Kyojuro aquel día decidió dejarlo disfrutar junto a Uzui y el molesto de Shinazugawa

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Recordaba la última vez que lo había visto en una reunión de su hermano mayor, a pesar de que le gustaba estar con Kyojuro aquel día decidió dejarlo disfrutar junto a Uzui y el molesto de Shinazugawa. Bajó a la sala de estar y se sentó en el sillón, notando que allí se encontraba un chico muy alto, incluso ¡Más grande que su hermano mayor! Lo miro de pies a cabeza boquiabierto, era Woah... Su mirada se chocó con la del pelinegro y la apartó rápido, sintiendo como el calor se golpeaba en sus mejillas. ¡Se estaba poniendo rojo! Que vergüenza...

—¿Eres Senjuro, cierto? —la suave voz del pelinegro le brindó una calma extraña y un suave calor comenzó a recorrerle el pecho, así que tomo el borde de su sudadera, extrañado, pensando que era el roce de esta la culpable.

—S-Si.

—Soy Genya. —Vio de reojo la sonrisa que le mostraba el mayor. ¡Era muy brillante! Quizás tanto o más como la de su hermano mayor, ni siquiera la cicatriz que recorría su rostro lo hacía ver menos deslumbrante. Era como magia. —Sanemi me mando a jugar con los de mi edad. —Escuchó como soltó un resoplido y ambos se quedaron en silencio. Los minutos pasaban y no sabía qué hacer. ¿Le hablaba? Pero... ¿Qué? Preguntarle por la cicatriz resultaba muy inoportuno, tampoco sabía nada de Shinazugawa como para hablarle de su hermano. Los nervios le estaban ganando y comenzó a jugar con sus dedos intranquilo. Definitivamente ambos estaban incomodos.

O quizá sólo era él.

—Traje mi Switch. ¿Q-Quieres jugar conmigo? —Su corazón pegó un salto por la sorpresa y por el tartamudeo que escuchó del pelinegro.

Era injusto.

¡Alguien tan alto no debería darle tanta ternura!

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Ambos comenzaron a jugar Mario Kart, no era uno de los que tenía, Genya lo había traído, así que luego de las rápidas explicaciones del moreno, partieron.

Pero... ¡Era muy difícil!

No podía concentrarse.

No al menos con la cercanía que tenía Genya con él. Los hombros pegados, moviéndose al unísono, escuchando sus carcajadas y notando cosas que nunca había prestado atención, como sus largos y habilidosos dedos.

Era extraño. ¡Lo exasperaba!

—Vamos Senju —Su corazón saltó al escuchar dándole ánimos, con su nuevo apodo, sonaba bien en sus labios. Al menos no lo había tratado de enano como todos, sin contar a su hermano mayor. Eso era lindo, lo hacía feliz.

—¡S-Si! —Y ajustando el control azul entre sus manos, comenzaron una carrera nueva.

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¡Había ganado!

Vio su personaje en el primer lugar y se volteó a Genya emocionado.

—¡Gané!

—¡Ganaste! —Celebró también el pelinegro y pasó su brazo por sus hombros, acercándolo a él, sintiendo de manera efímera el aroma suave del perfume mezclado con detergente, era embriagador, podría sentir esa esencia por mucho tiempo y no se aburriría de ella.

—¿Juguemos otra?

Como si fuera a decirle que no. Y con una deslumbrante sonrisa compartida, asintió.

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—Enano, no mires tanto a mi hermanito. —Saltó por la estruendosa voz del peliblanco, asustado. Vio como abrazaba al más alto del cuello, posesivo. —Es mío. —Murmuró en el cuello del otro, sacándole la lengua. Y eso que el infantil era él, pensó abrumado, sintiendo como poco a poco su garganta se apretaba, costándole respirar con normalidad, haciendo que el malestar se expandiera a su corazón, como un brote de una llama inextinguible.

Le desesperaba no saber qué era eso.

Nunca lo había sentido.

—¡Nemi! No molestes a Senjuro, te dije que no te excedieras. —Vio de reojo como el pelinegro se soltó del abrazo y se acercó a él, mientras el dúo de albinos y su hermano se dirigían hacia la puerta.

—Senjuro, la próxima la ganaré. ¡Así que práctica! Porque vendré con todo. —Podía jurar que la voz de Genya bajo un par de decibeles en su última frase, pero la cálida mano sobre su cabello fue el detonante para su corazón.

En estos momentos, no diferenciaba las pisadas de Genya alejándose o si era su corazón palpitando eufórico en sus oídos, sólo tenía claro que la calidez y dulzura del moreno, no tenía fin.

Y quería ser parte de ella. 

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Bueno, esto me ha tomado de sorpresa, porque iba a ser un capítulo único bien fluff y cursi, pero la imaginación me ha dado para más, por lo que espero se convierta en una mini historia de este par de ternuritas.

En fin, espero les haya gustado <3

¡Nos leemos!

Xx.

Sempiterno [SenGen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora