🌙Nota: Esta historia se encuentra editada y reescrita. Si leíste su primera versión te recomiendo volver a leerla y disfrutar de una mejor historia.
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❝ 𝖀𝖓𝖆 v𝖊𝖑𝖆 𝐲 𝖚𝖓𝖆 𝖈𝖆𝖒𝖕𝖆𝖓𝖆 ❞
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. ➤⃨ ᴄᴇᴅʀɪᴄ ᴘᴏᴠ:
Adhera se aferraba a su mano tan fuerte que lo lastimaba con sus uñas. Parecía empeñada en llevarlo a un lugar desconocido. Oía voces, murmullos y un siseo en la oscuridad que se convertían en los gritos suplicantes de Adhera que era arrastrada hacia la oscuridad. Sus ojos eran cegados por un destello color verde. Luego todo fue oscuridad.
No tenía noción del tiempo; su cuerpo albergaba la sensación de estar a punto de ahogarse en medio del mar. Su corazón latía con rapidez, sudaba y no quería abrir sus ojos. Estuvo así por unos instantes, cuando sintió el fuerte golpe de algo caer sobre su estómago. Pegó un brinco y se alarmó al despertar en un lugar desconocido. Se sentía terriblemente desorientado.
Luego vio las viejas cortinas, el tapiz oscuro y las elegantes decoraciones que le hicieron recordar que se encontraba en la casa de su novia. En el hogar de los Black. Habían llegado hacía unas horas, donde el señor Black y el señor Lupin los recibieron con alegría. Un leve maullido llamó su atención, se frotó los ojos hasta que enfocaron unos brillantes ojos azules en la oscuridad.
—Crowley, ven —lo llamó el castaño en un susurro.
Para su sorpresa, el pequeño felino se acercó a él y Cedric sonrió al ver esos diminutos colmillos sobresalientes. Tomó la varita de su mesita de noche y la encendió. Observó por la ventana; afuera permanecía oscuro y nevando sin un rastro de luz del día. Crowley se bajó de la cama, moviendo su cola de un lado a otro y rasguñando la puerta para que Cedric la abriera.
El joven se puso de pie y se percató de que la puerta ya estaba abierta. El gato siguió su camino hacia las escaleras y un escalofrío le recorrió el cuerpo al ver las cabezas de elfos domésticos colgadas en la pared. Quería regresar a la habitación, pero Crowley lo observaba para que continuara su camino. Las gradas crujían bajo sus pies descalzos hasta llegar a un largo pasillo donde el felino se dirigió al final y se detuvo ante una puerta con una placa nueva que decía:
