🌙Nota: Esta historia se encuentra editada y reescrita. Si leíste su primera versión te recomiendo volver a leerla y disfrutar de una mejor historia.
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❝ 𝕷𝖑𝖆𝖓𝖙𝖔 𝖉𝖊 𝖑𝖔𝖇𝖔 ❞
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—Entonces... ¿ella reprobó? —mencionó Sirius con preocupación, sirviendo vino en su propia copa una vez más.
La expresión de Dumbledore era sumamente difícil de comprender; una mezcla de inquietud y compasión. Su barba plateada brillaba por las velas mientras Snape hablaba con solemnidad:
—No, Black. Adhera está alejada de las habilidades que la mayoría tienen a su edad.
Sirius le dio otro largo sorbo a su copa de vino, dejándola en la mesa con fuerza.
—¿Estás sugiriendo que mi hija es estupida o algo por el estilo, Severus? —cuestionó sin comprender a dónde quería llegar el hombre.
—Sirius... —interrumpió Dumbledore—. Adhera ha sobrepasado lo que hallamos visto en años, lo que yo he visto. No desde, ya sabes quién, no desde que conocí a un joven que fue mi amigo y luego se convirtió en el abuelo de Adhera. En lo poco que he averiguado, temo que ella pueda seguir los pasos de Gellert Grindelwald.
Un sonido salió de la garganta de Sirius y el turno de hablar de Snape llegó a su fin para ser reemplazado por Dumbledore.
—No... ella jamás los seguiría. Odia a su familia como yo odiaba a la mía... —jadeó el pelinegro, mirando a los dos hombres enfrente suyo.
—No del todo, Sirius. Amabas a tú madre, a tu hermano... —mencionó Dumbledore y la expresión de Sirius fue de dolor —. Puede que Adhera niegue a su familia, pero Gellert Grindelwald la crió, la forjó. Temo que esos años hayan sido suficientes y que Adhera no tenga vuelta atrás. La magia, como el fuego, puede calentar y nutrir, pero también puede destruir si se le permite descontrolarse. Basta con un mínimo impulso y Adhera podría ser ese fuego.
—¡Me niego a aceptarlo, Dumbledore! Adhera no puede, no tiene un motivo —vociferó Sirius, temblando.
