🌙Nota: Esta historia se encuentra editada y reescrita. Si leíste su primera versión te recomiendo volver a leerla y disfrutar de una mejor historia.
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Hola <3 espero estén disfrutando la historia y llegaran a hasta este punto. Esta historia ya ha sido editada en varias ocasiones, pero aún existen diálogos que no han sido corregidos por qué no he querido que se pierdan los comentarios. Aún así, espero les guste la hostiaría de Adhera.
Por cierto... ¿Creen que Cedric muera aquí?
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"Tu madre fue quien le saco el ojo y le destrozo la cara."
Esas fueron las palabras de Sirius, advirtiendo a Adhera de que no podía confiar en nadie. Su madre había sido una sirvienta ejemplar de Voldemort, llevando a cabo acciones bastante cuestionables. Pero alguien tenía que fingir devoción para atacar desde adentro. Por eso su traición había sido tan dolorosa para El Señor Tenebroso.
Enemigos de ambos bandos. Buenos y malos. Los Grindelwald siempre se encontraban en el punto medio.
La advertencia de Sirius asustó a Adhera. Era común que los Grindelwald fueran paranoicos, pero no creía que empezara tan joven. Se hallaba intranquila, aún más con dos personas importantes para ella dentro del torneo. Por eso se centró en entrenarlos, preparándolos para lo que vendría. Y esa noche, antes de la segunda prueba, los convocó para algo diferente.
Cedric y Harry estaban en el patio, extrañados al verse en el mismo sitio. Era medianoche y no había rastro de otros estudiantes. Ninguno hablaba, hasta que un maullido rompió el silencio. Sobresaltados, pensaron que era la Señora Norris, pero unos brillantes ojos azules brillaron en la oscuridad.
—¿Crowley? —cuestionó Cedric, entrecerrando los ojos al ver al felino acercarse con elegancia.
—Adhera debe estar cerca —resopló Harry, mirando con desagrado al gato que se erizaba frente a él—. Siempre que ese pequeño monstruo aparece, Adhera no debe de estar muy lejos.
