🌙Nota: Esta historia se encuentra editada y reescrita. Si leíste su primera versión te recomiendo volver a leerla y disfrutar de una mejor historia.
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❝ 𝕾𝖊𝖈𝖗𝖊𝖙𝖔𝖘 𝖈𝖆𝖓𝖎𝖓𝖔𝖘 ❞
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La situación en la que se encontraban era sin duda grave; incluso podrían ser expulsados, otra vez. Sin embargo, lo que el mapa revelaba, combinado con la expresión angustiada en el rostro de Harry, provocó que Adhera no pudiera contener la risa. El joven de cabello negro a su lado estaba tan tenso como una roca, y su risa desvió la atención hacia ella. Lanzó una mirada fugaz a Harry, transmitiéndole con sus ojos un mensaje claro: no te preocupes.
—¿Encuentras esto divertido, Grindelwald? —cuestionó Snape con voz áspera.
—Los señores merodeadores tienen un gran sentido del humor, señor.
Como era su costumbre, los imprudentes Harry Potter y Adhera Grindelwald decidieron dar un paseo nocturno por el castillo. Al principio, su intención era averiguar lo que estaban haciendo Diggory y Chang, pero luego se desviaron por completo al ver el nombre de Peter Pettigrew vagando por los pasillos. Era desconcertante y extraño, y no entendían por qué ese nombre estaba allí. Ahora se encontraban frente al profesor Snape, cuestionados sobre qué hacían dos adolescentes fuera de la cama a tan altas horas de la noche.
—Ambos son idénticos a sus padres; arrogantes y pavoneándose por los pasillos.
—Y con un gran orgullo, profesor —añadió Adhera, inclinando la cabeza y apoyándose contra una de las paredes.
Una figura detrás de Snape hizo saltar a Adhera. Remus Lupin emergió de la oscuridad con las manos en los bolsillos.
—Vaya, vaya, Lupin. ¿Dando un pequeño paseo bajo la luz de la luna? —comentó Snape, y Adhera sonrió junto a Lupin.
Snape arrebató el mapa de las manos de Harry, quien frunció el ceño. Estaba a punto de decir algo, pero Adhera colocó una mano en su pecho. Observó a los profesores con atención, analizando cada uno de sus movimientos y expresiones. Parecía que Lupin deseaba defenderlos, ya que apoyó la idea de que habían tomado el artefacto de una tienda. Pensaron que habían escapado de la situación, hasta que el profesor les pidió que lo acompañaran.
