Once

277 48 8
                                    

Lo llevo a casa. Subiéndolo a mi habitación. Era de tarde así que mis padres estaban durmiendo. Al pararme al lado de la cama, lo voy a colocar suavemente en ella pero él sólo salta de clavado y queda acostado boca abajo. En medio de toda la cama. Yo alce mis cejas con un suspiro agotado. Viéndolo dormir. Se removió un poco pero permaneció ahí sin intenciones de moverse.

Me acosté a su lado para mirar rostro. Viéndolo dormir. Parecía un niño inocente cuando dormía. Era todo lo contrario a su actitud "genial" y "relajada" de siempre. Se veía lindo si podía admitir. Así todo dormido. Pero decidí no dejarme llevar por su belleza y cerré mis ojos con todo mi rostro dirigido hacia el techo.  Aunque siento algo pesadito en la cama removerse de nuevo y lo próximo que siento en un suave cabello bajo mi mentón junto a una mano cerrada en un puñito.

Miro abajo y Gulf está a mí lado con su cabeza en mi pecho. Una mano igual. Durmiendo descuidadamente con un cachete más abultado que el otro. Su camisa algo alzada me dejaba ver parte de sus caderas. Lo mire enteramente. Una vez más. Y le baje la camisa para cubrirle sus caderas expuestas.

—Qué suerte que soy yo,— Le murmuró en un regaño. —¿y si hubieras estado así enfrente de alguien más?— Yo le sigo murmurando.  Él sigue durmiendo todo cómodo en mi pecho y suspiré de nuevo. Me quite los espejuelos para colocarlos a mi lado con la esperanza de no romperlos durante la noche por mis movidas.

—Eres la única persona aquí en quién puedo confiar, Mew.— Gulf murmura en bajo y me quede congelado. Mirando al techo. Los borrachos siempre dicen sus verdades. Así que le creí. Y después de ver ese moretón en su rostro... No lo quiero dejar con el sr. Morren. Lo abrace fuerte a mí pecho antes de cerrar mis ojos... En orden de: sucumbir al gran vacío que todos anhelamos cuando queremos que se acabe el día.

🎹

«Y si te digo que,» La voz de Valerio retumbaba en mi mente. Sumida en una imagen de pura oscuridad. Todo era oscuro. Nada era visible. Los “qué” de la oración se repitieron unas cinco veces. «¿estás en mi lista de venganza?» Eso último fue un susurro de Valerio antes de que en medio de toda la oscuridad se escucharan unos fuertes pasos y a mí visión repleta de oscuridad, se iluminarán unas luces como del... ¿Suelo? Para revelar un rostro asomado a mí campo de visión con el ojo derecho amenazándome en un color rojo fantasioso.

Fue ahí cuando abrí los ojos de esa extraña pero atemorizante pesadilla. Me senté en la cama con la respiración agitada. Suspire para calmarme. Tragando fuerte. Cerrando mis ojos con valor mientras sostuve mi pecho. Mi pecho dejo de brincar fuertemente y se calmó. Se sintió tan real. Casi como si yo realmente estuviese en aquel vacío oscuro.

Abrí mis ojos por segunda vez y mire alrededor. Valerio no estaba. Maldita sea, ¿había regresado a la casa del sr. Morren? Jamás en mi vida me sentí tan angustiado al no verlo alrededor. Salí de la cama en un brinco para asomarme por la ventana y observar la casa del sr. Morren. No había movimiento por ninguna parte de la casa. Pero aún así brinque un poco en mi sitio con angustia.

Tome mis espejuelos con completa frustración.

Sin embargo, baje las escaleras con desanimo. Cabizbajo.

—¡Hijo! ¿Cómo es que tu amigo borracho se levantó más rápido que tú?— Mi mamá dice desde la cocina y perdonen mi ignorancia pero sólo preste atención desde que dijo: "tu amigo borracho". Alce la mirada con sorpresa para verla sonriendo cerca de la mesa mientras poniendo mi plato de desayuno en esta.

𝐸𝑙 𝑃𝑖𝑎𝑛𝑖𝑠𝑡𝑎 𝑉𝑎𝑙𝑒𝑟𝑖𝑜 • MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora