Catorce

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Tan pronto abre la puerta, veo a los sedientos vampiros por un lapso de segundos antes de que él cierre la puerta. Me siento como un tonto. Esperando a por él. Haciendo nada excepto dependiendo de él. No se siente bien. Dejarlo arriesgarse por mí no se siente nada bien. Aparte de sentirme inútil no quiero que él esté en riesgo por mí.

Escucho los salvajes gruñidos de aquellas criaturas pero no hay gritos de parte de Gulf. ¿Habrá logrado su objetivo?¿O esos muertos lo atacaron?

No me da ni tiempo de pensar pues el tornado no se había ido y va pasando por esta casa. Exactamente al lado de la ventana que está a mis espaldas. El viento aumenta su intensidad. Azotando con todo de sí y yo miro sobre mi hombro como más puedo. Cubriéndome el rostro con ambos brazos para poder ver entre ellos a la ventana. Su viento comienza a halarme hacia el. Las suelas de mis zapatos comienzan a resbalarse y estoy perdiendo y recuperando mi balance a cada segundo de mi vida. Hasta que soy halado hacia la ventana por completa rendición al fuerte viento. Voy volando lejos del suelo a la ventana pero me sostengo del borde de esta con mis pies fuera de la estructura tanto interior como exterior de la casa. -¡Woah!- Yo jadeo sin dejar de agarrarme fuerte del borde de la ventana pero veo cómo más puedo sobre mi hombro a mí casa. Mis padres. Quería saber si estaban bien.

Esto debía parar. Era una locura.

Los autos de todos volaban en el aire. Uniéndose al remolino del tornado. Incluso una pequeña rata volo por el lado de la casa y yo la mire. Me hizo su tierno sonido de «Tsk, tsk» antes de irse flotando al tornado.

-Caracoles.- Yo digo mi más inocente maldición. Mis dedos no resistirían por mucho.

🎹

Gulf caminaba como más podía. Teniendo a dos de los tres cadáveres mordiendo los lados de su cuello aunque no succionarán sangre. Estaban tan sólo atacando a Valerio en un mismo sitio con mordidas. El tercer cadáver era el que murió en el "accidente" de auto. Estaba estancado en su brazo derecho. Mordiendo ahí. De rodillas. Aunque con cada paso que Gulf daba al piano más sus rodillas se raspaban. No parecía importarle. Tal vez porque ya estaba muerto.

Gulf llegó hasta el piano y se sentó frente a este. Aún y con esos cadáveres encima de sus hombros. Él, de manera indiferente, observó los teclados del piano. -Ya esto fue demasiado lejos, hermano.- Murmura Valerio con una voz tan serena como las tranquilas olas del océano. El piano se queda callado por unos segundos. Gulf toma eso como respuesta y asiente su cabeza para comenzar a colocar sus dedos en los teclados.

Pero, entonces, resuena un ligero teclado. El teclado más chillón de todos. Pero que es suave. Y dulce. Gulf mira ese teclado al lado de sus dedos de la mano izquierda. Sonríe un poco.

-No debemos lastimar a estas personas, hermano. Muchos saldrán heridos con este caos. Sé que no quieres eso.

Gulf murmura con tristeza antes de cerrar sus ojos con el ceño fruncido. Quijada rígida. Cabeza tirada hacia atrás mientras que los cadáveres mueven sus cabezas en los hombros del pianista. Mordiendo y mordiendo ahí.

El pianista comienza a tocar una pieza un tanto tétrica como salida de una fantasía oscura. Van de toques constantes (pero no furiosos, sino lo contrario) altos... Para ir a los más bajos con dos toques repetitivos súper serenos. Como si en la casa durmiesen bebés y no quisiera despertarlos. Así sonaba su música. Un melodramático pero oscuramente hermoso bals de vampiros o de la oscuridad con un poco de luz en sus tonos por cuánto más avanza. Sin dejar el ambiente gótico.

𝐸𝑙 𝑃𝑖𝑎𝑛𝑖𝑠𝑡𝑎 𝑉𝑎𝑙𝑒𝑟𝑖𝑜 • MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora