Campo

6 2 0
                                    

-El sitio a donde vamos tiene muchos recuerdos de mi infancia. Espero que te guste. Es un lugar muy especial para mí, al cual no he llevado a ninguna mujer-habló Omar mientras conducía sonriente y con el rostro iluminado por el brillo del Sol marabino chocando contra el agua y proyectándose en su mirada.
-Te haré una pregunta y necesito que seas lo más sincero que puedas-le dijo Natalia.
-Por supuesto, dime-
-¿Por qué dijiste lo de que no me harás daño? No hablé, no te dije nada en ese momento. ¿Crees que te tengo miedo?-
-Como te quedaste paralizada al abrir la guantera, yo pensé que te habías asustado-
-De hecho, me parece muy formidable que tengas una-
-¿Ah sí?... Pues entonces este regalo de compromiso te va a fascinar-afirmó él.
Unos cuantos kilómetros después, se estacionó. Ambos se bajaron del auto. Estaban en un polígono de tiro.  -Te voy a enseñar a disparar-le dijo a ella, quién sonrió emocionada. Omar sacó el arma de la guantera y tomó de la mano a Natalia para entrar en el sitio. 
Pasaron la tarde y se divirtieron practicando. De regreso, el sol se empezaba a esconder y los colores del atardecer se veían mágicos sobre el Lago.
-Este es mi sitio preferido para arrojar cadáveres-dijo Omar con seriedad. Natalia lo miró sorprendida con el ceño fruncido mientras su corazón latía con fuerza. Dirigió rápidamente su mirada hacia la cintura de Omar donde vio asomada el arma puesta entre su camisa y el pantalón y vio con horror cómo después de decir esas palabras acercó lentamente una de sus manos hasta ella.
Un escalofrío recorrió todo su cuerpo dejándola muda. Omar ralentizó la velocidad del auto gradualmente sin apartar su mano del arma hasta estacionarse por completo.

Natalia ServidaWhere stories live. Discover now