Tajante

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-Esto no me gusta-dijo Omar.

-Pero a mí sí-dijo Natalia.

-¿Por qué me haces esto?-

-Yo no estoy haciéndote nada. Esto es lo que te gusta, ¿verdad? Que te traten así. Lo ví en tus ojos allá al pie de la Sierra cuando te dije que ocultaras a Catrina- dijo con cierta emoción floreciendo en el centro de su pecho.

Omar bajó la mirada y comenzó a respirar con agitación y mientras observaba su cuerpo desnudo, revivió recuerdos de su infancia, de los años que pasó junto a su mamá y dejó de percibir a Natalia en la realidad, a las paredes y al resto del baño.
Se perdió enteramente y sin remedio en el amplio laberinto mental de sus emociones tatuadas desde pequeño por una persona abusiva y soez.
-Quiero que me dejes solo, por favor- dijo en voz baja sin subir la cara ni la mirada.
Natalia lo observó de pies a cabeza por unos incómodos y eternos segundos mientras Omar evitaba verla al sentir de lleno en peso de aquella mirada en su cuerpo desnudo.
-Por favor, Natalia. Déjame solo un momento y luego haré lo que desees-
Natalia se acercó lentamente a él y con una de sus manos levantó en torno a ella y de un modo delicado y sutil, el mentón de Omar, quien evitaba verla a los ojos.
-Mírame- dijo ella.
Omar giró de forma muy lenta sus ojos hacia los de ella y al hacer esa conexión energética, fue totalmente transparente. Justo en ese momento se dió cuenta de lo desnudo que estaba ante ella y no pudo ocultar su dolor.
Natalia lo besó en la mejilla y le dijo con suavidad:
-Está bien- no sin antes sentirse conmocionada por la entereza de aquél momento. Salió del baño y se quedó recostada a la puerta del mismo luego de cerrarla.
Pudo escuchar desde allí el llanto de Omar. Y se sintió terrible consigo misma.
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<Alguien lo lastimó>> pensaba mientras no podía evitar sentir que crujían sus adentros y aquella emoción que florecía en su pecho de manera agradable, pasó a atravesarla como una flecha encendida. Omar lloraba muy fuerte y descontroladamente.
Natalia entonces volvió a abrir la puerta y corrió a abrazarlo así tal cual estaba. Su ropa se humedecía en contra de su piel y de inmediato su cuerpo absorbió como una esponja el calor de Omar.
-Lo siento, Omar-
Él seguía sollozando sin levantar la cara.
Se quedaron abrazados debajo de la regadera por unos segundos hasta que Omar se tranquilizó.
-Omar, de verdad, lo siento. No sabía que te habían lastimado-
Cerró la llave de la regadera y alcanzó la toalla sin dejar de abrazarlo. Luego lo cubrió con ella. Omar permanecía silente con la mirada perdida y apagada mientras la seguía a ella hasta la cama. -Acuéstate-
Omar se acostó boca abajo envuelto en la toalla.
-Dime qué hacer ahora- rompió el silencio sin mirarla empujando las palabras a través de la mejilla que recibía el peso de su cara en contra del colchón.
-¿Qué quieres hacer tú?-
-Quiero olvidar- respondió con voz queda.
-¿Qué es lo que quieres olvidar? Debo saberlo para poder ayudarte- preguntó sentada en la cama al lado de él mirándolo con deseo.
-A ella-
-¿Quién?-
-A mi dueña-
-¿De qué me estás hablando?
-Ella dijo que yo debo ser castigado todos los días-
-¿Cómo que castigado?-
Ella me dijo que yo soy malo y merezco ser castigado siempre. Ella introducía cosas en mi cuerpo y me quemaba con agua hervida-
Natalia conmocionada, le preguntó:
-¿Fue tu mamá. La que te lastimó?-
-A ella no le gusta que la llame así. La llamaba "mi dueña" como ella ordenó. Ella dijo que debo sentir dolor a diario por el dolor que le causé a ella. Y dijo también que mi cuerpo le pertenece y por eso ella puede hacer lo que sea con él. Así que quiero olvidarla. Ya no quiero ser de ella-
-¿Cómo puedo hacer que la olvides?-
-Ámame-

Natalia ServidaWhere stories live. Discover now