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Los gritos, gemidos, jadeos y chillidos era todo lo que se escuchaba en el baño de la escuela y, posiblemente en los pasillos que rodean el cuarto. 

Jimin estaba acostado, su espalda estaba sobre la tela puesta con anterioridad por su Alfa minutos antes gracias un acto de caballerosidad. Sus piernas se encontraban ligeramente abiertas, solo permitiendo el paso al "amiguito" de su Alfa. 

El mayor volvió a adentrarse en su interior, sacándole un ligero gemido angelical al omega debajo de él. Entró y salió, repetidas veces gozando de escuchar ese sonido ante cada acción que hacía. Cada vez aumentaba más la velocidad y dureza, con esto se agudizaba el llorisqueo del menor quien colocó sus manos en la espalda del mayor buscando la cercanía de sus rostros. Dándose cuenta de eso, YoonGi se detuvo en su interior y llevo sus manos de la cintura del pequeño a su rostro, en esos momentos se permitió apreciar de la belleza que tenía enfrente. 

Jimin estaba sudando ligeramente, su cuerpo estaba caliente pero su rostro demostraba la blanca y pura inocencia. Ambos se perdieron en los ojos contrarios. YoonGi en esos ojos color mar en donde claramente podía ver el cálido clima, y Jimin en esos ojos oscuros, viendo la tormenta tranquilizarse con el tiempo. Por que si, YoonGi puede ser el Alfa más temible, frío, oscuro, cerrado, insensible, apagado, impulsivo, aprovechado, lujurioso, caprichoso, orgulloso, fastidioso, enojón, y todo lo malo que exista, pero lo que él no sabe es que cuando está con  Jimin, todo cambia. Estando con el chico de aroma dulce y cálida sonrisa, él puede cambiar. Puede dejar su orgullo de lado, puede ser lo más sensible posible, su oscuridad se vuelve la luz más radiante, e incluso llega a olvidar la razón por la cual está con el; por interés, por qué su cuerpo es un manjar, y por que lo necesitaba sexualmente.

Volviendo a sus sentidos, el mayor se dio cuenta de todo lo débil que se estaba volviendo por una persona, se lo recrimino y entonces, volvió a ser el mismo chico rudo que solo buscaba placer. 

Su boca atacó la boca del contrario en un beso desesperado, no podía decir que tenían una sincronía perfecta por que el beso era tan impulsivo que el pequeño omega apenas y podía mantener el ritmo. Para cuando YoonGi llevó sus manos al trasero del menor y enterró sus dedos en la unión de estos, Jimin gimió en alto permitiendo le total  acceso a su boca al Alfa, quien aprovecho para meter un intruso al juego y así disfrutar mejor de la húmeda sensación. 

— No sabes con quién te estas metiendo... — Logró pronunciar jadeante una vez se separó del menor, este último pronto sintió su interior vacío, pues YoonGi había salido de él para ponerse de pie y seguir con sus planes.

Se terminó de quitar el pantalón por completo tomándolo entre sus manos y quitando el cinturón que esté tenía. Aventó la prenda a algún lado del baño y le indicó a Jimin que se diera la vuelta, pusiera sus rodillas en el piso en posición de perrito, éste con un poco de miedo acató la orden.

— Dios... ¿Ya te había dicho que amo tu trasero? — La voz del Alfa se volvió ronca, rasposa y sin duda demostraba lujuria en su tono. — Gime mi nombre, Omega  — Pronunciadas estás palabras, el Alfa estampó su cinturón en una de las nalgas del menor quien gimió casi gritando el nombre de su Alfa

— ¡A-Alfa! — Jimin intento sobar la parte de su cuerpo que fue golpeada con dureza pero cuando su mano tocó su nalga, esta igual recibió un golpe — YoonGi.... — Formó un mohín con sus labios, Jimin quería llorar por que le dolía mucho

— ¿Quién te dio permiso de hacer eso? — Preguntó el mayor dando otro azote — ¿Quién te dio permiso de interrumpirme? — Otro azote, cada vez más fuerte que el anterior — ¿Quién te dio permiso de tocarte? — Otro, luego dio otro más fuerte, y otro, cada azote era tan arrollador que Jimin ya no sentía su trasero, pero YoonGi no se detuvo — Dime, ¿Quién? — Otro azote

Innocent | Omegaverse | YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora