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La pareja casada volvió a llegar a casa. Mew todo normal mientras que Gulf estaba desanimado con un puchero que aclaraba su opinión del momento: Todo era injusto. Se detuvo al lado de la mesa para voltear hacia Mew quién lo mira, poniendo las chaquetas de ambos en la mesa.

-Qué mal que siempre tenemos una mala racha en nuestras citas.- Le comenta el piel dorada. Mew suspira todo agotado.

-Es cierto. Al menos el año pasado fue un año de descanso.- Él opina ahora apoyándose en la silla de la mesa detrás suyo. Cruzando sus tobillos para mirar arriba al techo. Gulf mueve su boquita para un lado, arrugada, pero que expresaba la tranquila frustración del piel dorada. Los ojos de este pasan del suelo de la sala de estar al mueble. Frunce el ceño.

-¿Y Diana?- Él pregunta. Mew lo mira. Se descruza de tobillos rápidamente. Igualmente deja de apoyar sus manos en las sillas y mira alrededor.

-¿Y Chisik?- Él pregunta.

Gulf sonríe de a poco. -¿Crees que estén...?- Él opina con una sonrisa cubriéndosela con una mano.

-¿En nuestra cama? Ew.- Opina Mew con una expresión asqueada y pasa de su esposo a las escaleras. Su esposo deja de sonreír para mirar perdidamente hacia alguna área frente a él. Bajando la mano que cubría su boca.

-Oh. Es cierto. Ew.- Ahora se lo piensa con más detalle y le resulta asqueroso. Se da la vuelta para seguir a su esposo diciendo: «No puedo creer que por unos segundos estaba feliz.»

Ambos suben las escaleras y al abrir la puerta de su cuarto, ven a Chisik durmiendo tranquilamente con Diana. Ambos vestidos pero se notaba que no habían hecho nada más que dormir. Solo y traviesamente tomaron la cama de los esposos a su favor mientras estos no estaban. Mew suspira aliviado tocándose el área del pecho mientras cierra sus ojos. -Dios existe.- Él se convencía en sus creencias.

Gulf ríe en bajo. -Iba a ser un verdadero trauma tener que lavar las sábanas de la joven a la que estamos cuidando aquí--- Él iba diciendo mientras se daba la vuelta para mirar a Gulf pero pega un pequeño brinco al ver a su piel dorada mirándolo ya con una sonrisa intensa. -¿A qué se debe esa cara, Winnie-Poo?- Pregunta Mew en un susurro ahora tomando ambas de las manos de su esposo. Ambos se miran a los ojos y Gulf modifica su sonrisa a una de labios súper tranquila.

-Es sólo que... Cada vez te veo tratarla como... Una hija.- Gulf susurra con sus labios.

-Winnie-Poo.- Llama su esposo con un tono amenazante pero súper pasivo que no suena ni como a un regaño. Suena suave. Amoroso.

-Lo sé, lo sé, no estoy diciendo que ella sea como una hija y no sé si ella quisiera que la llamáramos así, pero...- Gulf se pone cabizbajo por un momento antes de mirar a su esposo. -¿has pensado sobre nosotros adoptando hijos?

Mew se le queda viendo. Casi sin habla. Pero no lo mira incómodo. Simplemente se queda sin habla por unos segundos antes de suspirar y ladear su cabeza hacia la derecha mientras le acaricia un cachete a su esposo. -Claro que lo he pensado. Tú como un padre amoroso y un sexy pero hermoso esposo, ambos cuidando pequeños monstruos que correrían por la casa--

-¿Monstruos? ¿Cuántos piensas que tendríamos?- Gulf ríe en susurros.

-No lo sé, tal vez como seis...- Mew bromea dándole un pico en la boca. Gulf ríe durante los picos de besos.

-No.- Dice Gulf entre risas bajas.

-¿Siete?

-No.

-¿Nueve?

Ya van saliendo de la habitación.

-¡Obvio no!- Susurra el piel dorada.

𝙇𝙖 𝘾𝙖𝙨𝙖 𝙀𝙦𝙪𝙞𝙫ø𝙘𝙖𝙙𝙖 2 • MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora