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La mente puede engañar a muchos; pero el corazón sólo puede engañarse así mismo.

1 Año Después

Había una piscina pública. Abierta para todo público. En una cancha cerrada de natación. Se escuchaban los murmullos y los chillidos de pies. Las salpicadas de agua. Todo se escuchaba fuerte y claro. Dentro del agua, nadaban dos figuras casi en unísono. Ambas separadas a una distancia justa. Anchos hombros en ambos, pero uno era más tosco que el otro. Uno era moreno y el otro no. Vestían pantalones cortos y el más blanco estaba sin camisa mientras que el de tez dorada no.

Nadaron hasta el borde de la piscina y sacaron una de sus manos para agarrar el borde de la piscina en un fuerte azote. Ambas figuras sacan sus cabezas del agua para tomar una bocanada de aire. Pasan sus manos por sus ojos para quitarse el agua que estorba. Abren sus ojos al alejar sus manos. Se miran a la dirección del uno al otro con sonrisas.

Son Mew y Gulf. Una pareja casada que, a pesar de todos los incovenientes que sufrieron, eran felices. Se vieron con sonrisas antes de chocar cinco. -¿Viste cómo te pateé el trasero? Soy muy guay, ¿eh?

Gulf le dice.

-Oh, Dios. Qué presumido.- Mew le dice. Tomándolo de los cachetes por un segundo antes de que ambos rían y salen de la piscina. Van caminando a las butacas. Mew unos pasos adelantados. Gulf va alcanzándolo cuando se detiene cerca de su esposo quién le pone una toalla encima de sus hombros. Gulf ríe un poco. Cabizbajo pero dulcemente feliz. Su cabello empapado.

-Mew.- Llama con cariño el moreno. Mew se mueve a colocarse una toalla para sí mismo. Abrazándose con ella mientras que el piel dorada se abraza con la suya. -Gracias.- Él agradece con una pequeña risa antes de sentarse en la butaca. Mew hace un asentir antes de sentarse a su lado. Ambos miran frente a ellos. A la piscina.

-¿La pasaste bien?- Mew le pregunta acariciándole la espalda.

-Sabes que sí.- El piel dorada le comenta con una sonrisa. Ladeando su cabeza para mover sus flequillos empapados a un lado de su rostro. De esa manera, viéndolo a los ojos con mucho cariño. -¿Y tú?

-Sabes que sí.

Gulf respinga. -Oye. Inventate un halago. ¡Ese acababa de ser mío!- El piel dorada le revuelca el cabello con una mano mientras que Mew ríe acomodándose para quedar directamente volteado hacia la piscina. El piel dorada deja de alborotar su cabello para también voltear hacia la piscina con un feliz suspiro.

-¡Oh!- Gulf dice en una realización antes de darse la vuelta en su asiento para mirar el pequeño bulto de ambos y sacar una paleta. Abre su envoltura para ofrecérsela a su marido. Su marido lo mira. Sonríe con sus labios en un suspiro satisfecho.

-Dios, cómo te amo: te amo, te amo.- Mew pega la paleta contra los labios del piel dorada como pequeños besos en los «te amo» y eso provoca risas en el contrario. Mew culmina su acto de amor dándole un beso de verdad en el cachete izquierdo. Gulf cierra sus ojos en ese beso con sus labios en una apretada sonrisa de labios (apretada porque aún reía) y Mew se aleja para tomar la paleta. Abulta un cachete al tenerla dentro de su boquita con una sonrisa. Sin dejar de mirar a su esposo.

Miran frente a ellos con tranquilidad.

Se toman de las manos silenciosamente.

Al salir de aquel lugar, caminan tomados de las manos. Sus manos ocultas comicámente tras los glúteos de ambos mientras caminan. Pero caminan con el mentón en alto y pequeñas sonrisas de labios.

-¿Tienes hambre?- Mew le pregunta durante la caminata. Con la paleta en su boca.

-Demasiada hambre. No finjas que tú no.

-Tranquilo. Esta vez no fingiré. Sí tengo hambre.

-¿Ordenamos pizza?- Gulf pregunta, ya sacando su teléfono del bolso colgando de su hombro.

-Hay una pizzería más adelante antes de que lleguemos al auto, ¿y si pedimos ahí?

Gulf demuestra su vagancia al alzar sus hombros en demasía y llevar ambas de sus manos (aunque una sostiene la mano de su esposo) frente a su pecho como un zombie, sacando a relucir sus dientes de leche más que sus mismos labios. -Ugh... No quiero ir a pedir...- Él infantilmente juega.

Mew ríe, ladeando su cabeza.

-Está bien. Voy yo.- Él dice.

Gulf baja sus hombros en una sonrisa muy grande viendo a su hombre como todo un salvador. Riendo.

-Después de todo sí me enamore de un estudiante de secundaria.- Murmura el psicópata en una sonrisa. Mirando frente a él.

-¡¿Qué cosa dijiste?! Oye,- Gulf brinca para atrapar el cuello del contrario en sus brazos. Eñangotando al pelinegro por lo que este ríe con sus manitas en el aire como en clemencia mientras que Gulf no lo suelta por todo el camino en el que se acercan a la pizzería, diciéndole con una divertida sonrisa: -Ahora voy a entrar contigo. A ver si tienes más qué decir.- Él dice mientras que el pelinegro divertidamente sigue diciendo: «Ouch, ouch, ouch.»

Para cuando ya habían pasado varios minutos desde que entraron y ordenaron, ambos estaban en la fila de pizzería. Gulf con sus manos en sus bolsillos viendo el menú en el cartel de la pizzería.

Decidió mirar alrededor.

Y al mirar a la derecha, había una chica de ropaje escolar que destacaba de entre todas las personas. Vestía una falda muy corta con su camisa de botones, chaqueta gris desgastada, y se cubría el rostro con el menú. Sentada en una de las mesitas. Cubriéndose la mitad del rostro con el menú. Su tez era morena. Tenía labios algo grandes. Asiática ella. Con cabello negro lloviendo a sus hombros.

Ella miraba con nervios el lugar. Teniendo un moretón ensangrentado en la esquina izquierda de su boca.

El piel dorada no pudo evitar preocuparse. Mirando en su dirección. -Esa chica...- El chico murmura.

-¿Qué, amor?- Pregunta el pelinegro. Mirándolo. El piel dorada no mira a su marido. Permanece mirando a la joven chica.

-Ella. Tiene un golpe. ¿Deberíamos preguntar si necesita ayuda?

Mew mira.

Se queda unos segundos mirándola.

La chica no hace más que volver a fingir que lee el menu después de haber mirado a todos.

-Cariño, entiendo que quieras ayudar. Pero no la conocemos. No deberíamos meternos en eso.

El psicópata cariñosamente le dice. Acariciando el cabello de la nuca de su marido. Su marido le devuelve la mirada preocupada, pero asiente la cabeza sin más qué hacer. Son llamados a buscar el pedido así que pasan adelante.

La chica sigue luciendo extraña. Mirando a todos lados.

*N/A: Lo sé, debí haberme tardado al menos un poquito. Soy muy rápida cuando me animo jajajaja. Espero les guste y aquí estamos de nuevo con segunda temporada, ¡Nos leemos~!*

𝙇𝙖 𝘾𝙖𝙨𝙖 𝙀𝙦𝙪𝙞𝙫ø𝙘𝙖𝙙𝙖 2 • MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora