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Mew y Gulf hicieron una rápida parada en una tienda para comprar utensilios necesarios para defenderse. Luego fueron al lugar de la milicia. Pero apenas yendo a cruzar el auto por la entrada dividida entre dos enormes rejas del lugar de milicia, Gulf estampa el pecho de Mew con su brazo para que él detenga el auto.

—¿Qué paso, amor?— Mew pregunta.

Gulf está mirando arriba, fuera de su ventana, a lo que parece ser una cámara arriba en la pared izquierda de la cámara.

—Creo que ya nos están viendo.— Opina Gulf y con un puchero, se baja del auto.

—¡Gulf!— Mew susurra. —Ven acá. ¿Qué haces?— Sigue susurrando Mew pero deja a su esposo hacer lo que sea que va a hacer. El piel dorada posa a unos pasos frente al auto.

—¡Hola! Vinimos en paz para hablar con ustedes.— Gulf le cuenta a la cámara con una sonrisa. Cruza sus manos detrás de su espalda para verse el doble de alegre y tierno. —¡Oh! Y recomendación: no me disparen. No tendremos a un monstruo pero tengo a alguien que será mucho peor que un monstruo si me disparan.— Gulf comienza a a decir con una voz más seria mientras señala al auto detrás de él.

Diana y Chisik comenzaron a salir del auto. Agachados. Gulf lo sabe pues escucha la puerta y baja la mano con la que apuntaba al auto para depositarla al lado de su cuerpo y sacudirla en señal de «Vayanse». Dirigió la señal para su esposo. Y formo un corazoncito con su pulgar cruzado de su dedo índice. Mew aún estando en el asiento conductor vio el corazoncito y sonrío con tristeza. No quería dejar a su esposo solo. Pero esto era para un mejor plan.

Salió del auto agachado también y se fue con los otros dos. Gulf se tranquilizo al saber que ahora estarían lejos del panorama. Unos soldados fueron acercándose desde el edificio hacia él. Ya venían hacia las rejas del lugar. Caminando como soldados que son. En línea con armas en sus bolsillos. El piel dorada voltea a la derecha para mirarlos. Tiene los ojos cristalizados incluso si no tiene intenciones de llorar. Él los mira a todos con seriedad. Una serena y triste seriedad.

—Vienes con nosotros.— Dice uno de los soldados parándose frente al piel dorada mientras que sus otros dos revisan el auto.

—¿Dónde están los demás?— Cuestiona otro soldado.

—¿Los demás?— Gulf mira al auto. Haciéndose el loco. Y sonríe mientras se rasca un cachete suavemente. —¡Oh! Los demás están en casa. Vine solo. La paz ante todo.

El oficial sospecha de la respuesta que da el individuo. Entrecierra sus ojos mientras mira el rostro del individuo. No le cree. Claro que no le va a creer si por la cámara el chico se relaciono en plural con lo que dijo. Y ahora de repente no había nadie a excepción de él. —Dónde. Están. Los. Demás.— Vuelve a preguntar el oficial. Acortando el espacio entre ambos.

Should I say it in english? (¿Debo decirlo en inglés?)— Gulf bufa un suspiro poniéndose cabizbajo. Lo mira y vuelve a decir en inglés: —They're in home. (Están en casa.)— Oficializa el piel dorada con su comentario.

El guardia se le queda viendo con muchas sospechas. Decide no seguir con lo mismo porque todo iba a ir en negación de palabras o el rehúso de decir la verdad. —Llevénlo a la oficina del comandante. Al parecer quiere hablar allá.— Sospecha el guardia. Los dos guardias se reunen para pararse a los lados del cuerpo de Gulf y querer tomarlo de los brazos para llevarlo.

  🦢

   Lo llevan a la oficina del comandante. Un lugar bastante nítido. Limpio. Con paredes de cristal a primera vista cuando entras y paredes de cemento a los lados en un color crema. Un escritorio negro pulido con una silla negra detrás de esas en las que te puedes relajar todo un día. A diferencia de la silla de visitas. Esa era simplona sin nada que fuera relajante para la espalda. Un estante negro lleno de recuadros, libros, uno que otro trofeo.

𝙇𝙖 𝘾𝙖𝙨𝙖 𝙀𝙦𝙪𝙞𝙫ø𝙘𝙖𝙙𝙖 2 • MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora