Capítulo 28

3 1 0
                                    

Abraham era consciente de que el peso que cargaba en su espalda y toda la responsabilidad que tenía de llevar esas semillas era demasiada, no obstante, no había forma de que pudiera echarse atrás o intentara retractarse.

—¿Cómo planeas que vuelva a mi mundo? —preguntó Abraham, tras quedarse en silencio por unos instantes.

—Yo te enviaré de regreso —contestó Malíck como si fuera lo más obvio del mundo.

—Antes de eso, ¿no podrías responder siquiera una pregunta mía?

—Quizá haya tiempo para una, pero date prisa.

—Hum... ¿Cómo es que sigues vivo? No te ofendas, pero había oído que tus hermanos te mataron o algo así...

Malíck lo miró fijamente por unos largos minutos, inclinándose un poco hacia él, Abraham se sintió un tanto nervioso y no pudo evitar retroceder un paso.

—Te informaron bien —dijo Malíck con calma—, mis hermanos fueron la causa de mi muerte.

—¿Entonces cómo es qué estás hablando conmigo? No lo entiendo.

—Técnicamente esas son dos preguntas, sin embargo, te lo has ganado y es interesante tu pregunta, así que te responderé. Yo morí y a la vez no, es complejo para que lo puedas entender totalmente, no obstante, trataré de explicarlo de una manera que tu cerebro pueda procesarlo. Yo no puedo morir, o al menos no del todo, fui incapaz de volver a la tierra y a tu mundo, habiendo perdido la mayor parte de mi poder, he aquí la prisión en la que mis hermanos me privaron de mi libertad, gracias a que ellos mataron a mi amada y yo a cambio me vengué creando seres con la suficiente capacidad y poder para destruir mundos con sólo desearlo, mis hermanos decidieron encerrarme y como castigo arrebatarme mi derecho de morir.

Abraham se quedó perplejo, esperaba una respuesta más efímera y concisa, pero eso era absurdamente largo y difícil de seguir.

—Resumiéndolo todo, no puedes morir, ¿cierto? —respondió con duda.

Malíck asintió con la cabeza lentamente.

—Esa es mi condena y maldición, desde entonces he estado obligado a quedarme aquí para diseñar las pruebas que ayudarían a derrotar a las criaturas que yo mismo creé.

—Hablando de eso... ¿Cuál era el objetivo exacto de las prue...?

—¡Muy bien! Se acabó el tiempo, tienes que volver a tu mundo —le interrumpió Malíck—. Buena suerte.

Abraham articuló sus labios para decir algo más, pero la insistencia de Malíck fue tal que decidió no decir nada respecto a las pruebas.

—¿Qué hay de mis amigos? ¿Ellos irán conmigo? —preguntó a cambio.

—Esto tienes que enfrentarlo por ti mismo, ellos no serán de ayuda, sólo un estorbo.

Abraham descendió la mirada y reparó en que sus manos se evaporaban, parecía como un holograma que perdía su intensidad y fuerza con cada segundo que pasaba.

El miedo comenzó a cundir en su interior, aún no se sentía listo para enfrentar la realidad él solo, ¿Cómo Malíck podía estar tan tranquilo en una situación como esa? Creía que todo estaba en desventaja para él, es decir, sólo tenía doce años y ahora estaba sobre él encargarse de que las cosas volvieran a la normalidad.

Sin embargo, dudaba que fuera capaz de lograrlo.

Todo su entorno se distorsionó, como si estuviera viendo las cosas con un par de anteojos empañados. Abraham se sintió mareado, a pesar de no tener un cuerpo físico en ese momento, pues parecía haberse desvanecido, quizá ese pensamiento era lo que más le provocaba náuseas.

Árbol Del Juicio [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora