Capítulo 5

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Fragmentos de piedra saltaron del agujero que se había formado a causa de la explosión. El humo les impidió ver más allá de una silueta resaltada por la luz de luna al otro lado.

—No tenemos tiempo, vamos —Se oyó una voz, una que resultaba sumamente familiar.

Abraham entrecerró los ojos, tosiendo por el humo. Cuando éste se dispersó, pudo ver con claridad que quien se hallaba detrás era el mismo Edaliano que los había traicionado.

Era Wirm.

Su rostro lucía cansado y su respiración era agitada. Sus puños estaban envueltos en dos guantes gigantes de concreto con inscripciones que no se alcanzaban a leer a sus costados.

Kya fue la primera en reaccionar.

—¡Tú, embustero! —gritó con desprecio, acercándose a él y saliendo por el boquete—, ¡¿Cómo te atreves?!

Wirm la miró con dolor.

—Kya, tienes que entender...

—¿Entender? ¿entender qué? ¡tú me traicionaste! —Su voz se quebró—. Dejaste que me llevaran.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y apartó con fuerza la mirada.

—Qué bueno que volviste —dijo Abraham, dirigiéndose a Wirm, aliviado por su repentino rescate.

—No vine por ti —contestó Wirm, molesto.

—Sino mal recuerdo tu deber es protegernos, ¿o miento? —alegó, empezando a sentir desagrado con esa especie que apenas conocía.

—¡Oye, niño, también estoy aquí! ¿recuerdas? —exclamó Bastian detrás de él.

—¿Quién es él? —preguntó Wirm.

—Él es Bastian, es un humano como yo —dijo Abraham.

—¿Otro? Es imposible, ninguno ha venido aquí antes que tú.

—¿Y por qué él estaría mintiendo?

—Mmm... no lo sé, ¿tal vez para salir de aquí?

Abraham frunció el ceño y se cruzó de brazos.

—No está mintiendo, quizá aquí el único mentiroso eres tú.

—Yo no miento, sólo obedecía órdenes. Eso no importa, debemos irnos antes de que se den cuenta.

—No me iré sin Bastian, él es una víctima también.

Wirm soltó un suspiro.

—De acuerdo —accedió—, lo liberaré.

Entonces él cruzó el agujero y dio un par de zancadas para acercarse a los barrotes, luego alzó su puño a la altura de su sien y atizó un estruendoso golpe contra ellos, repitiendo la misma acción con su otro brazo y así continuó hasta que los barrotes no aguantaron más y cedieron bajo su increíble fuerza, formando un hueco para que pudiera pasar. 

Abraham se giró hacia Kya que parecía ajena a todo eso.

—Creí que ni un cañón podía romper los barrotes —comentó, sarcástico, pero ella no respondió.

Wirm, sin decir nada, cruzó al pasillo, una vez ahí con sólo apoyar uno de sus colosos guantes sobre la cerradura de la celda frente a él la logró romper con poco esfuerzo. 

—Listo, ya podemos irnos —informó Wirm, volviendo sobre sus pasos hasta la salida que había creado.

Un leve rechinido le hizo saber a Abraham que por fin Bastian había salido. Y lo confirmó al ver acercarse a un niño que parecía ser un poco menor que él, ojeras marcaban la piel de su rostros, su cabello pelirrojo estaba desordenado y sus ojos eran azules, caminó hasta su lado y le sonrió.

Árbol Del Juicio [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora