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Quedaba muy poco para el concierto, muy poco. Estaba a punto de salir con Alejandro rumbo a su pueblo, Hertford. Según me había contado él, era un pueblo pequeño pero con encanto. No tenía expectativas muy altas, me esperaba cualquier cosa. No me preocupaba el pueblo, me preocupaba más ver a Niall.  

Alejandro me contó muchas cosas de su familia durante estos años: tenía 4 hermanas (trillizas de 16 años: Ann, Marta y Sandi; y otra tres años menor que él, 21, Valeria), que vivían con sus padres, que según él me había contado eran algo jóvenes, ya que le tuvieron con apenas 20 años. Sus padres se conocieron en la universidad, cosa que a Alejandro le encantaba, ya que dice que como nosotros también nos conocimos allí, acabaremos igual que ellos, casados y con muchos hijos. Yo no estaba segura de eso, pero todo acabaría bien, seguro que si.

Estábamos llegando, habíamos ido en coche ya que no estaba muy lejos de nuestra ciudad, a unas horas. Por la ventanilla ya podía ver algunas casas preciosas, muy rústico todo. Llegamos a una gran casa muy bonita de un color celeste a las afueras del pueblo. La que parecía Valeria, por las fotos que he visto y las videollamadas que hemos hecho nos abrió la puerta muy emocionada. 

Conocer a su familia me pareció genial, todos era muy agradables, me sentía muy cómoda. Había pasado la tarde conociendo a sus hermanas, sobre todo a Valeria, que al tener una edad más parecida a la mía, congenié mucho con ella. Me estuvo contando un poco de su vida mientras me pedía consejo sobre algunas cosas y lo mismo hice yo con ella, esta chica me parecía increíble. Alejandro me había dicho que Valeria era su persona favorita de todo el mundo, que era la persona con la que podía compartir todo lo que le ocurriera y me parecía muy acertado después del rato que pase hablando con ella, transmitía confianza y seguridad.  Su padre había preparado la cena, asique bajamos a comer. Sentados todos en la mesa Alejandro empezó a contar nuestras experiencias en la universidad y nuestra historia de cómo nos conocimos. Empecé después a hablar con su madre:

- Entonces Carla, cuéntame, ¿Qué te parece Alejandro, es muy bueno eh?- Dijo su madre mientras Alejandro la rechistaba avergonzado.

- Si, si, Alejandro es muy bueno, aunque le dé por desaparecer de vez en cuando, ya sabes.

La cara de su madre se volvió entre confundida, decepcionada y enfadada. No era capaz de reconocer su expresión. Alejandro me contó que sus padre sabían de sus "desapariciones", ya que más de una vez quise llamar a su madre para preguntarle por él, pero me dijo que su madre lo sabía y que no quería preocuparla más, que ya era consciente. Pero la expresión de esta mujer no era de ser consciente de esto. Toda la familia se quedó en silencio. Alejandro me miraba con una cara horrible, y yo no sabía que decir.

OS LO DIJE. ~nhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora