- ¡Paula te juro que como no me subas la cremallera ya, te tiro el zapato a la cabeza!
Hoy era el día de la graduación y aún quedaban unas horas para que tuviéramos que salir, pero Paula ya estaba en mi casa para arreglarnos juntas. Ella llevaba un largo vestido hasta los pies de color rosa palo y el mío era lila, con una pequeña abertura en la pierna. Los vestidos apenas se iban a ver durante la graduación ya que llevábamos encima la toga. pero después habíamos planeado una cena con los demás y allí los luciríamos. A Paula la iba a acompañar mi hermano, y yo, que había planeado durante todo el curso ir con Alejandro, iré sola. La verdad es que no me importaba demasiado, pero estar enfadada con él, en un día tan importante para nosotros, me ponía algo triste. Ayer hablé con Niall de esto y me dijo que no se merecía mi perdón para nada, pero que si no me sentía bien con esto, debería hablar con él.
Las cosas entre Niall y yo van cada vez mejor. Hablamos durante horas y horas por teléfono de cualquier cosa. Me gustaría que estuviera aquí hoy, pero tiene tanto trabajo que me ha dicho que ni podrá hablar conmigo hoy. Esto no me sentó muy bien, pero ya se encargó de llamarme para desearme suerte antes de irse a dormir. Además, él y yo no éramos nada para que me acompañara, y le podría ver la prensa. Lo último que quería era causarle algún problema.
Guille llevaba pitando con el coche durante quince minutos, pero mi amiga aún se estaba poniendo los zapatos. Cuando nos montamos fuimos todo el camino hablando de lo que teníamos que hacer o decir durante la ceremonia. Mi hermano solo nos decía que nos relajáramos y que disfrutáramos nuestros últimos días allí. Cuando bajamos del coche, él y Paula se fueron a hablar con los demás compañeros de clase. Yo también iba para allá cuando una mano, que conocía muy bien, me agarró del brazo.
- Hola Carla.
- Alejandro.- Decir su nombre me pareció más que suficiente para saludarle.
-¿Podemos hablar?- Parecía realmente preocupado.
- No sé si es la mejor idea, sigo muy enfadada.- En principio quería hablar con él, pero al verle ahí se me fueron las ganas por completo.
- Por favor, solo serán unos minutos.
- Tienes el tiempo que tarde mi hermano en ver que estamos hablando y quiera estamparte contra la pared.- Lo dije casi sonriendo y , conociéndole a él, supe que estaba evitando reírse, pero que le hizo gracia aquello. No quería estar enfadada un día como hoy.
- Solo quería pedirte perdón.- Hizo una pequeña pausa para pensar que decir.- Se que lo que hice estuvo realmente mal, pero necesito que me perdones Carla. Este día era especial para nosotros y sabes que me duele estar mal.- Al parecer yo no era la única a la que le preocupaba eso.- No te estoy pidiendo que vuelvas conmigo ni mucho menos, pero necesito que al menos estemos bien, ¿por favor?
Tarde un rato en hablar, y de hecho, no lo hice. Le abracé durante varios segundos, quizá minutos. Solo se que fue lo suficiente para que él supiera que estaba perdonado, y para que yo supiera, que aunque le había echado de menos, era hora de cerrar ese capítulo de mi vida. Sus brazos ya no se sentían como casa, se sentían como unos cualquiera, y no quería quedarme allí para siempre.
- Todo está bien, solo deja de ser un idiota.- Una risita salió de mí, sorprendiéndome por no estar soltando ni una lágrima.
- Gracias Carla, de verdad, gracias.
Era tonta por perdonarle, pero necesitaba sentirme mejor conmigo misma. Noté cómo se acercaba a mí. Me iba a besar, lo sabía, pero de repente, un puñetazo le paso por la cara. No me dio tiempo a ver quien era.
- Al menos me ha dado tiempo.- Alejandro se reía en el suelo.
- No se lo que hablabais, solo lo necesitaba, lo siento.- Guille también se reía mientras lo decía.- Pero más te vale no volver a molestarla, que a la próxima, te vas a acordar de mí un tiempo.- Esto lo dijo un poco más serio mientras se iba a tranquilizar a Paula, que nos miraba alarmada mientras venía corriendo.