Epílogo

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-Cuídate mucho. Espero que pronto nos podamos ver.

-Y así será. Avísame y también cuídate, Paris.

Nos volvemos a abrazar una vez más. Me subo a la camioneta y me espero hasta que Paris entre el hotel de cinco estrellas. Nos volvemos a despedir con la mano y por fin entra.

La camioneta comienza a rodar sobre las llantas, y marco el número de Orlando, para avisarle que voy de regreso a los Globos de Oro. Suena una canción mía en la radio y le pido a mi chófer que suba el volumen. Comienzo a cantarla en lo que vuelvo a marcarle a Orlando, pero me manda al buzón de voz.
Los seguros de la camioneta bajan automáticamente, y las luces que adornaban dentro de la camioneta se apagan y luego la radio también se apaga. El teléfono vibra y contesto sin ver el nombre en la pantalla de mi celular.

-¿Sí?

-¡Katherine! ¡sé quien fue la causante del accidente!

-¿Accidente?

-¡Fue Kristen! Mandó una orden para chocar tu auto, y hacer que perdieras a tu hijo, al hijo de Michael. ¡¿Donde estás?!

-En París, de regreso a los Globos de Oro -. Hablo con nervios.

-¡Sal de ahí!

La llamada se desconecta y yo me quedo aún con el teléfono en el oído.

-No es posible -. Susurro luego de un par de segundos.

Para mi maldita mala suerte, el celular se apaga automáticamente, avisándome que necesita cargarse. Me muevo hacia adelante y pido tartamudeando:

-Avance rápido. Necesito llegar a la ceremonia, por favor.

El chófer asiente con la cabeza, mueve la palanca de velocidades y avanza más rápido la camioneta.
Trato de buscar un cargador en la camioneta, pero sin éxito alguno lo logro.

Después de un par de minutos, llegamos a la ceremonia, y me bajo, en busca de Orlando.
Muchas celebridades se topan conmigo, y observo que muchos se dirigen a la fiesta privada que organizaron, ya que la ceremonia acabó. Miro mi reloj sobre la muñeca y marca casi la media noche.

Urge llegar a casa.

Volteo mis pies y me dirijo a la camioneta nuevamente, pidiéndole al chófer que me lleve a casa lo más rápido posible.
Siento que durante todo el camino la respiración me falla, y que el corazón late sin voluntad propia. Trato de calmar mis manos y de no llorar por semejante maldad que hicieron conmigo y con Michael.

¡Michael!

Debo decirle. Debo hacerlo...

-Hemos llegado, señorita Perry.

Agradezco y me bajo de la camioneta con pasos apresurados, pero con los zapatos de tacón no ayudan mucho, así que me los quito lo que reste del camino hacia la puerta de mi mansión.

Ava, una nueva chica que contraté hace casi un año, me espera en la puerta. Me toma los zapatos con amabilidad y mi abrigo blanco.

-¿Le preparo un café? -. Pregunta con voz muy delgada.

-Gracias, Ava. Preferiría un vaso de alcohol.

Me dirijo a la puerta de mi habitación, la abro y la cierro a mis espaldas.
Como no encuentro el interruptor para prender las luces por las manos nerviosas que percibo ahora, me dirijo al baño, y prendo las luces. Mi vista se clava en el cargador que se encuentra conectado en el contacto. Cojo el cable y conecto el celular.
Me deshago del peinado mientras se carga, me desvisto, y decido ponerme un pants y una playera negra.
Salgo del baño y por fin encuentro tranquilamente el interruptor. Busco el teléfono de casa que se encuentra a lado de la cama, y marco el número de Michael sin pensarlo dos veces.

Soy Para Siempre  (Michael Jackson Y Katy Perry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora