KIRI 🌸 {XiCheng}

10. Herida

Serían las 5:30 de la mañana cuando Jiang Cheng se despertó. Aunque quizá la palabra "despertar" no sería la adecuada, ya que había dormido una mierda esa noche (y las anteriores también, para que vamos a engañarnos). Pero no pudo evitarlo, hoy por fin era vienes y esos dos días desde que volvió de Gusu se sintió tan inquieto que apenas ha podido descansar algo.

Aún en la cama, se pasó una mano por la cara, en un intento de calmar su acelerado corazón, porque a este paso le iba a dar un paro cardíaco. Cuando la retiró para quitar la sábana que le cubría y poner los pies en el suelo para comenzar a vestirse, vio el reflejo metálico de Zidian y bufó porque era una traidora y estaba molesto con ella.

Esa estúpida arma espiritual nunca le haría daño a una persona importante para él. Y no es que quisiera hacerles daño a sus seres queridos, pero le habría servido muy bien para que Meiling le dijera qué había visto en la mancha de Lan Xichen para que frunciera el ceño de esa forma. Por mucho que él la amenazara, ella solo le decía que todavía no podía sacar conclusiones y que la semana que viene, solo cuando confirme si su teoría es cierta, le hablará de ello.

Lo que Li Meiling no entendía es que puede que la semana que viene el Primer Jade ya no estuviera vivo, por eso era tan importante que se lo dijera ya. La cosa es que Jiang Cheng no podía convencerla, ni con sus argumentos porque no podía decir que un árbol mágico le había hecho retroceder en el tiempo, ni con sus amenazas, ni con el uso de la fuerza porque Zidian pasaba de su culo.

Aun refunfuñando, se levantó de la cama finalmente para vestirse y arreglarse, con la idea de partir de inmediato hacia los Recesos de la Nube. Ese día usaría un talismán de trasportación, sabía que no era bueno usarlos a menudo y no lo hacía, siempre iba a los Recesos de la Nube montado en Sandu y en ocasiones a pie porque le apetecía pasear y despejar su mente por el camino. Pero hoy era una situación especial.

Cuando finalmente estuvo listo serían cerca de las seis de la mañana, por lo que los Lan llevarían ya en pie una hora, así que no tendría ningún problema en entrar.

Apareció en el bosque, un poco alejado de la barrera que protegía los Recesos, pues al no tener un pase de jade no podía atravesarla. Al segundo de ubicarse se puso en marcha, andando rápido entre los árboles, pero lo cierto es que no veía bien por donde pisaba pues el sol apenas estaba saliendo y sus débiles primeros rayos no se colaban entre las altas copas de los árboles, lo que no le hizo, sin embargo, ralentizar su paso. Y por su cabezonería de no ir un poco más despacio, no calculó bien la distancia con una rama baja y esta le hizo un corte en el pómulo derecho.

Siseó pero no se detuvo, era un corte sin importancia y aunque podía sentir la sangre en ella, no le importaba. Lo único que ocupaba su mente en ese momento era Lan Xichen.

Cada paso que daba hacia el Hanshi le aceleraba más el corazón. Podía sentir cómo la presión en su pecho se hacía cada vez más grande, hasta tal punto que le estaba costando respirar.

Cuando después de unos minutos caminando llegó a la entrada, vio al par de discípulos que siempre había vigilándola, los cuales se extrañaron de ver al Líder de Secta Jiang tan pronto en su hogar, pero no dijeron nada, simplemente lo condujeron adentro, donde no tardó en dirigirse al Hanshi. Menos mal que Lan Xichen había notificado que a él se le permitía el paso a su habitación siempre, o habría tenido problemas para ir, especialmente hoy debido a la hora.

Echando un vistazo a su alrededor, todo parecía en calma. Los discípulos hacían sus quehaceres y no había ninguna señal de que algo anduviera mal por ahí. Eso tranquilizó un poco a Jiang Cheng, pero aún seguía con esa sensación molesta bajo la piel. Necesitaba verlo con sus propios ojos.

Cuando se encontró ante la puerta del Hanshi, la mano con la que tocó estaba templando, al igual que su respiración, pero se obligó a tranquilizarse lo suficiente para presionar sus nudillos contra la puerta corrediza.