14. Kiri

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Lo primero que Jiang Cheng sintió al volver en sí fue una gran sensación de pesadez recorriéndole todo el cuerpo, acompañado de un fuerte dolor de cabeza.

Pero lo peor de todo no fue su dolor físico, sino el producido por ver a una figura de negro sentada cerca de su cama, mirándole con una expresión de preocupación.

Automáticamente su boca se convierte en una fina línea, sus labios tan apretados que adquirieron un tono blanquecino.

Sin embargo, por mucho que quisiera comenzar una discusión verbal (y física también, para qué vamos a engañarnos) su prioridad en ese momento seguía siendo Xichen, más aún con la última imagen de él viniendo a su cabeza una y otra vez, manchado de rojo, rodeado de negro.

Se incorporó, más rápido de lo que su cuerpo podía soportar y como consecuencia sintió un mareo que hizo que todo comenzara a dar vueltas.

No obstante, tan pronto como se sentó, una mano que se apoyó en su hombro le volvió a recostar en la cama. Y, para su sorpresa, esa mano no era de la de Wei Wuxian. Lo supo en cuanto levantó la cabeza para gritarle cuatro cosas y se topó con los ojos marrón claro de Li Meiling, observándole seriamente, con una nota de tristeza también.

Ninguno dijo nada, la doctora Li simplemente se dedicó a revisar su pulso espiritual mientras miraba a cualquier parte que no fueran sus ojos.

-¿Dónde está Xichen? – preguntó al poco tiempo, no pudiendo evitar la pregunta por más tiempo, ansioso por conocer la respuesta y temeroso por oír lo que, sin duda, no quería.

-Bueno... – carraspeó Wei Wuxian – yo mejor me voy – dijo mientras se ponía de pie y caminaba hacia la puerta.

-No – la negativa de la joven médico pilló desprevenidos a ambos hombres, que la miraron con absoluta confusión – por favor quédese, Joven Maestro Wei.

El susodicho dudó, pero terminó accediendo, no sin cierta sensación incómoda que le recorría por el estómago cada vez que miraba en dirección al que una vez fue su hermano.

-¿Dónde está Xichen? – volvió a preguntar, esta vez con un tono de amenaza en la voz, dispuesto a romperlo todo con tal de saber la respuesta a esa pregunta, por muy dolorosa que fuera, porque siempre había preferido verdades terribles que mentiras amables. Detestaba las mentiras, siempre lo había hecho, porque conocía muy bien el daño que hacían.

Li Meiling suspiró, sabiendo que no podría posponer más su respuesta, una que rompería una vez más a su amigo.

-ZeWu-Jun no está bien, Jiang Cheng, lo supe en cuanto dejó de llegar energía oscura desde su cerebro – explicó, ahora sí mirándole a los ojos – era cuestión de tiempo que tarde o temprano su núcleo no soportara la acumulación de esa energía, que ya no podía ser extraída por ningún método, y explotara.

Ante esa información Jiang Cheng se quedó en estado de shock durante unos segundos, rememorando el dolor que sintió él al perder su núcleo y sabiendo perfectamente lo que ha tenido que sufrir Lan Xichen también, porque si bien el modo de perderlo no había sido el mismo, está segurísimo de que el dolor sentido sí.

-Si solo se hubiera quedado ahí no habría problema, la enfermedad se disiparía al no tener núcleo, pero no es tan fácil, por eso no propuse quitárselo durante todo este tiempo, porque, como temía, la oscuridad que había en él se ha esparcido por todo su cuerpo, afectando a los órganos – siguió explicando, la voz ligeramente rota cuando llegó a la última parte, siendo consciente de que sin duda su líder interpretaría lo que quería decir.

Y, oh, por supuesto que Sandu ShengShou supo lo que quería decir. Si dañaba sus órganos y no tenía un núcleo sano que ayudara a sanarlos, por mucha energía espiritual que le pasase una persona externa, acabaría por destrozarlos del todo y, como consecuencia, matándolo.

KIRI 🌸   {XiCheng}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora