Magnus no había dormido nada en toda la noche. Estaba agotado. Cuando la alarma sonó le costó levantarse y casi llega tarde al encuentro con los gobernadores de T-1987.
Fue al hangar de la embajada terrícola y montó rápidamente en su transporte aéreo para dirigirse a uno de los pocos lugares con vegetación de la ciudad: la Plaza Gubernamental (que antes de la ocupación se llamaba Plaza de la Libertad), lugar donde se encontraban los edificios administrativos.
Eran las 09:02 p.m. El gobernador esperaba en el exterior de la sede de gobierno del planeta. El gobernador era un hombre bajito y calvo, vestido con una moda anticuada en comparación con los lujos del corazón de la capital.
Contrastaba mucho con Magnus, un joven de apenas veinte años con el pelo rubio oscuro y los ojos color violeta pálido. Ni muy delgado ni muy ancho. No destacaba en nada, salvo en que llevaba una espada guardada en su funda y un extraño casco dorado que recordaba a algunos dragones de leyendas antiguas.
Por lo demás llevaba una camiseta morada y unos vaqueros. Nadie podría haberlo visto como lo que era allí: embajador del gobierno central del Imperio de la Tierra.
—Embajador, es un honor tenerle entre nosotros hoy —dijo el gobernador.
—Sí, sí. Mucho gusto —Dijo Magnus, haciendo un gesto de la mano como si apartara el comentario del aire. No era muy ceremonioso. —He sido informado de que no se han implementado los cambios en la legislación decretados por el Consejo Imperial. Quiero ver un informe con todos los puntos de la legislación actual y cuáles no de los nuevos no han sido incluidos o cambiados. Rápido —dijo Magnus con una evidente falta de entusiasmo por lo que estaba haciendo, evidenciado por el bostezo que soltó tras decir esto.
—Nos hemos adelantado. Aquí tiene —dijo el gobernador orgulloso, entregándole un documento holográfico que uno de sus subordinados le había pasado.
Magnus lo leyó rápido y sin prestar atención, pero se fijó en un detalle que le molestó bastante. Frunció el ceño y señaló la parte de los documentos.
—Aquí, en la parte sobre medidas contra la oposición a la ocupación del IT. Veo que aún se llevan a cabo medidas radicales como tortura y asesinato de posibles miembros de células rebeldes además de una fácil pena de cadena perpetua hacia cualquiera que muestre ideas opuestas al gobierno.
—Sí, así es. Somos duros con aquellos que osen oponerse al gobierno de su Majestad Imperial —dijo el gobernador con una falsa expresión de autoridad.
La mención del Emperador creó una mueca en la expresión de Magnus.
El gobernador de T-1987, Ministerium Heide, no había sido elegido por el IT como tal por una votación sino por filtrar información sobre el antiguo gobierno a los invasores, que les permitió realizar la conquista sin que apenas hubiera bajas en ningún bando ni costos materiales grandes.
Sobre si fue honorable todo es discutible. Por un lado traicionó a los suyos a a mínima, pero por el otro eso permitió que las tropas ocupantes llegaran tomaran la Plaza de la Libertad sin causar casi daños.
Al antiguo gobierno se lo conserva en libertad y al ejército local se le permitió unirse a la guardia de la ocupación.
—En ese caso hay que revisar las condenas de todos los presos acusados de traición y realizar un seguimiento de las familias afectadas por las condenas de muerte que deban ser indemnizadas por ello. Lo revisaré todo personalmente, sólo para estar seguro. También hay políticas sobre el trato de arte patriótico que han cambiado... —Magnus no pudo continuar, porque fue interrumpido por un soldado que acababa de llegar, saliendo de un transporte que acababa de aterrizar en la plaza.
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Crónicas de un mundo sin Orden
Science FictionNo es una obra completa, sino los primeros capítulos de una obra más larga en la que estoy trabajando. Todo lo publicado es susceptible a cualquier cambio a lo largo del tiempo. Ambientado en un mundo futurista y casi distópico, donde un Imperio a e...