La ciudad de día no era nada del otro mundo. Había poca gente por las calles y ninguna parecía demasiado contenta, pero no era demasiado deprimente.
Los altos edificios del anillo interior que se veían en la lejanía hacían sombra a los pequeños edificios residenciales y pequeños comercios del anillo exterior, que debido al pobre estado económico que ha resultado de la construcción de todas las instalaciones del nuevo régimen no estaban en muy buen estado.
Nosotros no parecíamos más que ciudadanos normales en un día normal; nos habíamos dividido en grupos. Yo iba en la vanguardia con Sadhana y los demás iban atrás.
Llevábamos veinte minutos de camino, separándonos por diferentes calles y siguiendo rutas distintas para no parecer sospechosos, alerta por si veíamos patrullas.
Sadhana no había abierto la boca. Aún no le había explicado lo ocurrido. Aproveché que pasamos por una zona mucho menos transitada para hacerlo.
—Oye... creo que te debo una explicación —dije por fin.
—¿Huh? Ah, es cierto. Sigo sin saber lo que había pasado ahí con Reck... pero tampoco sé si quiero saberlo.
—No es lo que estás pensando. Fuimos atacados por... algo. No sé si tú lo reconocerás... una especie de sustancia negra, que poseyó a Reck y lo hizo volverse contra mi.
—¿Qué? Menuda excusa para haber estado a solas con él en su habitación... admitiré que él no está mal, pero...
—¡Que no es eso, demonios! No puedes saberlo con certeza, pero debes creerme. ¿Crees que te mentiría con algo tan serio como un intento de asesinato? —dije, alterándome por la insistencia de Sadhana.
La absurda fe ciega que Sadhana tenía en mi surtió efecto una vez más, y ella suspiró.
—Está bien... suponiendo que no estuvieras disfrutando tu tiempo con él... ¿sabes algo más sobre esa cosa? Esa... sustancia —me preguntó.
—Todo lo que he podido saber es que posee a las personas y las incita con instintos asesinos, al parecer hacia mí, por la sensación que tuve. Recubre el cuerpo de la víctima y ataca en su lugar, pero es débil contra la luz. Las luces se apagaron misteriosamente y antes de que me diera cuenta ya estaba atacando —dije.
—Entiendo... ¿pero qué hacías sin camiseta?
—Reck me iba a prestar una cuando la criatura atacó.
—Y cómo la derrotaste con luz si cuando llegué estaba apagada? Dudo que esas velas hicieran mucho...
Ah, las velas. Qué buen detalle, la escena habría sido mucho más romántica si no hubiera estado a punto de ser asesinado antes.
—Bueno... digamos que logré usar mis poderes para... defenderme. Aún no tengo del claro cómo —dije al fin.
—¿Entonces ya sabes cómo usar tus poderes? —preguntó Sadhana, ilusionada.
—Más o menos. Lo que no sé es hasta dónde puedo llegar. Aún no he notado fatiga como las otras veces... pero es cuestión de tiempo que ocurra. No me preocupa mucho porque vamos a una alcantarilla.
—¿Estás tan seguro de eso, Hexyus? Podrías caer ahora mismo, y no creo que sea poco sospechoso ver a alguien desangrándose en mitad de la calle... —el tono de Sadhana se tornó de entusiasmo a preocupación, al barajar la posibilidad de ver a su amigo sufriendo daño de nuevo.
—No... siento que aún, y si lo hiciera... sería cuando estuviéramos ocultos. Si tenéis que pararos... bueno, simplemente espero que no ocurra.
—Espero lo mismo —dijo Sadhana aún preocupada. Después de eso suspiró, y se llevó las manos a los bolsillos. Llevaba puestos unos vaqueros y un jersey liso de color verde, hecho con lana de noseque animal lanero del planeta, ahora mismo no recuerdo el nombre. —Bueno, ahora que sabes cómo usar esos poderes nos podrás ser de más utilidad, ¿no es cierto? —giró la cabeza para mirarme, con una sonrisa.
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Crónicas de un mundo sin Orden
Science FictionNo es una obra completa, sino los primeros capítulos de una obra más larga en la que estoy trabajando. Todo lo publicado es susceptible a cualquier cambio a lo largo del tiempo. Ambientado en un mundo futurista y casi distópico, donde un Imperio a e...