Capítulo 5

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Pandora y Tinsel vinieron a visitarme también, pero no es interesante que cuente lo que pasó. Simplemente me preguntaron si estaba bien y me halagaron por salvarlos. Ninguno preguntó por el cómo lo había hecho, tal vez gracias a Sadhana.

Cuando salí de la enfermería me tropecé con Sadhana, convenientemente, porque tenía algo que decirnos a todos.

—Ah, iba a los barracones a informar al equipo: Nos han asignado otra misión. ¿No es emocionante? ¡Más acción! —dijo Sadhana con una alegría que no compartía.

—Dadme un respiro... acabo de salir de la enfermería y ya estamos de nuevo. No llevo aquí ni cuatro días...

—Vaya, y yo que pensaba que te gustaría... Bueno, ya verás cómo cambias de opinión cuando sepas qué vamos a hacer. Ven, os lo explicaré a todos juntos.

Llegamos a los barracones, donde Reck, Pandora y Tinsel estaban hablando. Nos vieron y le hicieron un saludo militar a Sadhana.

—Capitana —dijeron los tres a la vez.

—Descansen —dijo Sadhana. Ellos volvieron a posiciones más cómodas, con normalidad —Nos han asignado otra misión. Ya hemos borrado su base de datos, con lo cual casi se puede decir que no existimos, pero lamentablemente eso sólo servirá para distraer a los de arriba. Los guardias aún nos reconocerían, pero al menos no pueden recibir órdenes de buscarnos.

Eso nos da tiempo para actuar con más seguridad. Por ello, y gracias a la información de nuestros espías, es hora de encontrar una forma de acceder al anillo medio.

—¿El anillo medio? Ni siquiera los guardias del anillo externo pueden entrar ahí sin una orden previa. Los controles de entrada y salida son imposibles de atravesar. ¿De qué manera podríamos entrar? —preguntó Reck.

—Alcantarillado antiguo —respondió ella. —Sabemos que un embajador de la Tierra vino a implementar una serie de normativas que no se habían implementado tras la toma de la capital. Entre ellas se encuentra el limpiado y drenado del alcantarillado viejo para sustituirlo por uno más sofisticado y avanzado, que cumpla las normativas Imperiales. Se implementaron en el anillo central, pero los conductos entre el anillo exterior y el interior no están cerrados.

—¿Y cómo es que no hemos entrado antes? Si fuera tan fácil podíamos haber tenido acceso fácil al anillo medio desde hace tiempo —apuntó Pandora.

—Ese es el caso. Hasta ahora con las patrullas nos habría sido imposible movernos y llegar hasta la única entrada que queda utilizable, ya que el nuevo sistema de carreteras selló muchas de ellas. La única entrada accesible se encuentra en la otra punta de la ciudad. Si nos tenían fichados no podríamos haber llegado, sin que una patrulla nos estuviera buscando pero ahora que no tienen información podemos acercarnos sin ser descubiertos. Desde ahí llegaremos hasta el anillo exterior y dejaremos un dron espía que han fabricado nuestros ingenieros. Podremos ver y escuchar dentro del anillo y, con suerte, encontrar una base de operaciones segura dentro del mismo. Así podremos atacar a algo más importante y causar daño real.

—Por mí bien. No parece una misión muy arriesgada, ¿no? Si dices que no hay vigilancia todo se resume en un paseo por las alcantarillas —dije. —¿Cuándo salimos?

—Salimos ahora mismo. Vestid ropa normal. El dron volará por su cuenta desde la base hasta el punto de encuentro. Coged una pistola aturdidora pequeña cada uno, aunque lo ideal es que no disparemos. Estad en la salida del búnker en veinte minutos.

—A la orden —dijimos los cuatro al unísono, yo con menos entusiasmo.

Me di cuenta de que aún llevaba la ropa que usé para la misión, y sabía que en el búnker no había donde conseguir ropa.

Crónicas de un mundo sin OrdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora