Desperté en la enfermería del búnker. Había algunos pacientes a parte de mi, pero quien los estaba cuidando era alguien que no reconocí. Tenía vendas limpias y ropa nueva, idéntica a la que se me había roto. No estaba nada contento de estar allí, pero al menos me sentía algo más descansado, y mis heridas parecían haberse curado, por lo que era probable que llevara allí al menos un día.
Eso significaba que si la base no había explotado, no habían seguido a mis compañeros. Me relajé. No, no tenía tiempo para vaguear, pero al menos tenía un punto de partida desde el que trazar un plan medio decente, en vez de lanzarme a lo loco y herido, como había estado intentando antes.
No me molestaré en describir detalladamente mi estancia los dos días que estuve en la base. Hablé con un oficial de bajo rango rebelde, que me explicó que los cuatro rebeldes que liberé me trajeron aquí, a pesar de mi actitud. Como agradecimiento, me dejarían quedarme allí
Yo les expliqué todo lo que sabía (sin relacionarlo con ningún tipo de magia) sobre la desaparición de Sadhana y los otros.
Mi habitación fue la misma que iba a ser antes, solo que ahora yo era el único ocupante.
Dentro de los barracones del búnker había una habitación vacía, que se usaba como almacén de todo tipo de cosas que los rebeldes traen de la superficie. Juegos, libros en papel (una rareza) e incluso un ordenador portátil que tomé prestado para poder ver con facilidad cierta información, la cual pedí prestada a los oficiales de la rebelión (no podía conectarme a Internet, sería revelar la posición del búnker),
Pasé mi tiempo estudiando mapas de la ciudad y toda la información sobre patrullas, armamento enemigo, y demás cosas que estaría bien saber si vas a colarte en una ciudad llena de guardias que tienen órdenes de arrestarte.
Aunque también era cierto que podrían haber pensado que nosotros conocíamos sus patrullas, y cambiarlas en consecuencia, así que tampoco deposité mucha fe en no encontrarme ningún guardia.
El anillo exterior era sencillo de entender dentro de lo que cabe. Estaba formado por tres barrios principales, cada uno con un tipo diferente de edificios: el barrio alto, el barrio medio y el barrio bajo, de norte a sur. El mejor de todos era el barrio medio, ya que estaba más cerca del anillo central. Las calles discurrían de forma ordenada y era fácil orientarse, pero había un total de tres bases militares/comisarías dispuestas alrededor de la muralla del anillo medio, así que esa parte... chungo.
Después el barrio alto y el barrio bajo eran igual de malos uno que otro. La única diferencia era que la forma de las calles era diferente. La mayor parte del barrio alto estaba construida de la misma manera, así que las calles eran regulares, pero hacia los bordes de la ciudad se volvía caótico y más disperso.
El barrio bajo era un poco mejor en ese sentido pero la mitad este y la mitad oeste tenían tipos de edificios diferentes. El arquitecto que diseñó la mitad este ordenó los edificios en grupos de ocho y el de la mitad oeste en grupos de seis, pero al final la ciudad era uniforme de principio a fin. Simplemente había más de una uniformidad que seguir y de vez en cuando alguna plaza o edificio diferente que modificaba la calle un poco.
No me costó memorizar el esquema básico de la ciudad, pero no había manera de que pudiera memorizar cosas más complejas como la localización de los comercios o las rutas de las patrullas exactas. Supongo que tenía la mente abarrotada de otros pensamientos en ese momento y no podía concentrarme en memorizar todos esos datos.
Eso fue el primer día. Al segundo me acordé de que faltaban otros dos anillos por aprenderme, pero al echar un vistazo a los mapas me di cuenta de que memorizarlo sería una pérdida de tiempo.
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Crónicas de un mundo sin Orden
Science FictionNo es una obra completa, sino los primeros capítulos de una obra más larga en la que estoy trabajando. Todo lo publicado es susceptible a cualquier cambio a lo largo del tiempo. Ambientado en un mundo futurista y casi distópico, donde un Imperio a e...