Dime "Te amo" - [Namjin]

Capítulo 11 - Manada

Seokjin sabía que no se iría de aquel lugar sin Namjoon, así como tampoco sin al menos una herida. 

A medida que el auto se internaba en un camino bordado de árboles, adentrándose en la lejanía de la ciudad y en una propiedad adinerada de extensas hectáreas, sabía que estaba en el territorio de su mayor enemigo.

Leones

Ni en sus pensamientos más curiosos se habría imaginado en tal situación, pero ahora el cariño que sentía por Namjoon lo guiaba por caminos que jamás habría recorrido. De repente nada más importaba, solo aquel hombre que le había comprado flores y le había pedido una cita. Aquel que le había curado sus heridas con cuidado y había escalado hasta su balcón en una noche lluviosa.

Namjoon era suyo, no permitiría que se lo arrebataran, no ahora que su tigre había aceptado que quería al león.

—Esto es suicidio.— Yoongi frotó su frente con preocupación, su ceño fruncido y su boca en una línea apretada mientras con su mano libre conducía. —Tendré que avisarle a Jimin.

—¿Quién es él?— Preguntó Seokjin con curiosidad.

—Mi esposo.— Yoongi se colocó el manos libres con destreza y pronto estaba llamando a su muy embarazado compañero.

—¿Yoongi?

—Hola cariño.— Yoongi jaló el cuello de su camisa, tragando sonora mente. —¿Cómo te sientes?.

—Bien, estaba practicando la melodía de mi nueva canción. ¿Quieres oírla?

Yoongi suspiró, sintiéndose incapaz de decirle a su esposo beta la situación en la que se encontraban. Temía que se asustara y el bebé corriera peligro.

Miró a los presentes de soslayo y todos asintieron en silencio.
—Por supuesto mi amor.

Jimin tocaba en el teatro de Serendipity y era uno de los pianistas más famosos de la ciudad. Pronto, Yoongi colocó la llamada en altavoz y la melodía suave y encantadora que escapaba de las teclas que Jimin tocaba tan cariñosamente, los acompañó durante el viaje.

La melodía parecía impulsar a cada uno de los presentes, pero en especial a Seokjin. Quién cerró sus ojos y reunió todo el valor posible para enfrentarse a una manada entera de leones que pretendían alejarlo de lo único que la vida le había entregado.

Un compañero

Finalmente, habían llegado al inicio de la enorme mansión, dónde una reja enorme, pesada y de color negro protegía la propiedad. Seokjin incluso notó las columnas con puestos de control, pequeñas casetas con hombres armados que podían dispararle a cualquier intruso que no respetará los límites.

—Muy bien, cariño. Cómo siempre, tocas encantadoramente. —Yoongi suspiró. —Te amo.

—Yo también — Jimin carraspeó
—¿Está todo bien?

—Sí, te veo está noche.

—Yoongi, espera...

Un cabello rubio y fino que nisiquiera el viento se atrevió a tocar, fué evidente en medio de algunos hombres que los observaron con anhelo sádico cuándo Yoongi colgó la llamada. La madre de Namjoon, cuyo vestido negro y ceñido compartía el color de sus terribles deseos y decisiones se acercó.

—¿Que hacen aquí?— Hye observó con evidente repulsión a los presentes. —Largo.

—Sé que tienes a Namjoon aquí
—Seokjin se bajó del auto sin dejarse intimidar, incluso se acercó a la reja sin importarle los gruñidos de los leones. —Sé que lo tienes encerrado.