Dime "Te amo" - [Namjin]

Capítulo 15 - Salvaje

"Tal vez nuestra relación no sea tan loca como parece
Tal vez eso es lo que ocurre cuándo un tornado se topa con un volcán
Todo lo que sé es que te amo tanto , por favor, no podemos alejarnos"

Kim Seoyun no lo había tenido fácil en ningún aspecto de su vida. Y quizás, la mayor de sus tristezas aún permanecía en su memoria, una que se recordaba todas las mañanas cuándo veía el arete de plata con forma de círculo que tintineaba en su oreja. Uno que jamás se quitaba y uno que, ninguno de sus hijos, nisiquiera su esposa, se había percatado de que en realidad era un anillo.

Si lo usas, sabré que me quieres cerca.

Negó, esa voz melodiosa aún grabada en su memoria, su león completamente desiquilibrado y furioso, aún no era capaz de olvidar a quién ya no podía sentir ni olfatear. Aún en su furia y tristeza más profunda, podía recordarlo.

—Dinos dónde están, Seoyun.

—¿Porqué están aquí?

—Hye nos contactó, nos informó que tú hijo está relacionado sentimentalmente con otro alfa.

—¿Y qué con eso?

—Vamos, Seoyun... Sabes muy bien que hacemos aquí. Así que será mejor que cooperes si no quieres que alguien salga lastimado.

Seoyun observó sus manos sobre el volante, dirigiéndose a la propiedad de Yoongi, él amigo de su hijo, sabiendo que dentro de poco llegarían los miembros de la asociación virtute et gloria, aquella que había sido liderada por su padre. Maldición. Su propia sangre había sido el causante de tanto dolor.

Seoyun...

Negó, el miedo y el dolor refrescando su memoria con recuerdos que alguna vez lo habían hecho tan felíz.

—Seoyun.—La voz fría y carente de amor le recordó dónde estaba y cuál era su actualidad. Hye estaba sentada a su lado, tamborileando sus dedos en el viento veloz que entraba por la ventana del auto.—No puedes evitar el destino de Namjoon. —La mujer emitió una risita. —Terminará igual que tú jardinero.

—Cállate.—Sus dedos apretaron el volante hasta que sus nudillos se tornaron blancos.—No lo digas.

Hye sonrió, divertida sin saber que el león de Seoyun rugía y empujaba los recuerdos contra él sin cuidado alguno.

—Si, igual que ese idiota.

—Hye.—Advirtió.