Capitulo 8

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No había visto a Clarke en toda la mañana. Había estado bastante ocupada con una revisiones de última hora para una cirugía bastante importante que tendría que realizar la semana próxima, y digo importante porque se la haría a un embajador de Inglaterra que venía al país a tratarse de una rara enfermedad que poseía.

Al ser esta tan rara y poco vista tendríamos que realizar la operación con un cuadro  amplio de doctores de distintas especialidades. Entre los que estábamos nos encontrábamos Raven, Marcus, Bellamy y yo. Se suponía que yo dirigiría el procedimiento, por lo que en mí recaía toda la responsabilidad de lo que pudiera pasar ese día. Estaba bastante nerviosa, pero era una gran oportunidad para mi carrera.

Había ansiado poder hablar con Clarke durante ese día. La extrañaba mucho y moría por verla. Sé que estábamos en el trabajo y ambas teníamos responsabilidades con nuestros equipos, pero no podía controlar lo que sentía. Cada gota de mi ser me pedía correr hacia ella y perderme nuevamente en sus labios, en su olor, en la forma de mirarme.

Cada vez que mi cerebro recreaba ese momento vivido en su departamento mi hambre por ella era mayor. En el instante que terminé con lo que estaba haciendo decidí que era hora de dedicarle tiempo a mi chica. «Ufff, mi chica» Aún no me lo podía creer.

Me topé con Raven en el camino hacia la oficina de Clarke y, como era normal, estuvo dándome el coñazo. Pasé de ella olímpicamente, no tenía tiempo que perder. Justo cuando llegaba a la oficina escuché sin querer voces en el interior. «Quizás esté ocupada, lástima.» Me disponía a dar la vuelta para volver más tarde pero un grito de Clarke, evidentemente molesta, me paró los pies. Me acerqué mejor y se oyó como si discutiera con alguien. Quizás era el   idiota de su ex molestándola otra vez.  Cómo se llamaba, Flin? No lo recordaba bien, pero no permitiría que ese tipo siguiera importunando a Clarke. Ella era mi novia y la protegería de todo.

Entré sin llamar a la puerta con paso firme y decidida a pararle los pies a aquel zoquete, cuando me di cuenta de algo que me gustó mucho menos.
Quien se encontraba en la oficina era Bellamy, con gesto intimidante,«que poco me importaba», acorralando a Clarke contra su escritorio. El rostro de Clarke, que parecía consternado al principio al verme, enseguida cambió a uno de agradecimiento. Era claro que estaba incómoda por algo, ya sea por la aproximación de Bellamy hacia ella, por su gesto de rabia o por lo que fuese que estuviesen discutiendo. Por lo que fuera, decidí acabar con aquello allí mismo.
- Qué mierda pasa aquí?

El rostro de Bellamy no había cambiado desde que entré a la habitación. Podía ver cómo me fulminaba con la mirada, primero a mí, y luego a Clarke. Nunca antes habíamos tenido problemas. Ni siquiera habíamos hablado mucho, por lo que no entendía el por qué de su mirada hacia mí, pero no consentiría que molestase a Clarke.
- Clarke, te está molestando?- me dirigí a Clarke señalándolo a él.
- No pasa nada, Woods. - Me responde Bellamy con un tono despectivo que no me gustó.- sólo estábamos hablando, yo ya me iba.

Le lanza una última mirada a Clarke y comienza a caminar hacia la puerta. No le pierdo de vista hasta que sale, justo después de despedirse con un «hasta pronto». De inmediato vuelvo mi vista hacia Clarke, que se encuentra recostada en su escritorio, con la cabeza inclinada hacia atrás y los ojos cerrados. Me acerco hacia ella y llamo su atención.
- Clarke. - en cuestión de segundos sus ojos buscan los míos, y hay algo en ellos que me incomoda. Tomo su rostro entre mis manos para tener su total atención.
- Qué ha pasado? Estás bien?

Clarke envuelve mi cuello con sus brazos, agarrandome fuertemente, con respiraciones largas y pausadas, como si intentara calmarse de algo.
- Lo estoy ahora que estás aquí conmigo.

Antes de poder decir nada sentí cómo deshizo el abrazo y yo casi que lo extrañé, sólo para tomar mi rostro y besarme.

Ahí estaba, lo que había estado extrañando toda la noche y toda la mañana. Mi lugar favorito en el mundo entero, sus labios. Fue sólo una unión de labios, simple y delicada, pero que decía mucho. Decía todo lo que me había extrañado, lo que me había necesitado, casi tanto como yo a ella. Aún así podía sentir que estaba angustiada por algo.

In our hearts (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora