Capitulo 23

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No quería seguir dándole vueltas a ese asunto. Estaba convencida de que era una buena idea, era lo que necesitaba en este instante y por más vueltas que le diera no cambiaría de opinión, tenía que hacerse, así de sencillo. Necesitaba un cambio de aires, lo sabía y por muy poco que me gustara la idea sabía que era lo que yo necesitaba.

No era una decisión que había tomado a la ligera, lo había pensado largo y tendido durante varios días y mientras más lo pensaba más convencida estaba de que era lo tenía que hacer. Quería alejarme un poco de todo aquello y ser capaz de volver a respirar sin sentir cómo me ahogaba con cada bocanada de aire. Necesitaba recordar quién era antes de ella, lo que tenía antes de tenerla a ella.

Sabía que no sería sencillo, que me costaría demasiado porque sencillamente mi vida no era vida sin ella, porque sentía que había comenzado a vivirla cuando la conocí, y que todo lo que había visto antes simplemente carecía de importancia, de sentido. Ella había llegado y se había convertido en mi todo, y ahora que no estaba me había quedado en nada.

Pero no quería que fuera así, odiaba sentirme así, sin propósito, sin meta. Desde que hablé con mi madre luego del accidente y me invitó a tomarme un descanso del trabajo y pasarme unos días en Los Ángeles para recuperarme tenía esa idea en la cabeza, la verdad no sonaba mal, poder visitar a mi familia y mis amigos en mi ciudad de origen, relajarme un poco y, quizás con suerte, sacarme un poco de la cabeza a... bueno, a ella.

La idea llamó mi atención desde el minuto uno. Echaba de menos Los Ángeles y a mi familia, mi mundo. El cambio de aire me vendría bien para despejarme un poco, además contaba con dos semanas de certificado médico por el accidente, así que teniendo en cuenta todo eso acepté la propuesta de mi madre, me vendría bien estar con mi gente.

Aún no le había contado a nadie sobre mi decisión, bueno en realidad tampoco había mucha gente a la que contárselo, a Luna porque era mi casera, a Jaha porque era mi jefe, quizás a Raven, de todas las personas que había conocido en esa ciudad ella era la única que consideraba una amiga, pero era la mejor amiga de Lexa, así que no estaba segura si contarle o no. Todo eso me recordaba que en realidad no había hecho muchos lazos en New York, el único  verdaderamente fuerte se había roto sin posibilidad de arreglarse, así que qué me quedaba en esa ciudad? Un trabajo era lo único que me unía a ella.

Cuando decidí venir lo hice no muy distinto a cómo me marchaba ahora, sólo con un trabajo seguro, lo demás incierto. Dejé toda mi vida atrás en California para aventurarme a lo desconocido y ahora volvía sin vida, rota del mil maneras, esperando que el tiempo se encargara de curar algo que para mi era incurable.

Volver a verla carecía de sentido, para qué? Para hacerlo más doloroso? No estaba dispuesta a eso, necesitaba un tiempo para mi, para sanar y volver a ser yo misma, volver a ser la Clarke sin Lexa, aunque eso fuera casi imposible para mi. Ella dejó una huella imborrable en mi alma, que ni siquiera el tiempo sería capaz de eliminar por completo. Mi corazón había sido maldito a sólo quererla a ella, a anhelar sus besos y su amor, era presa de su recuerdo y de todo lo que provocaba en mi el sólo mencionar su nombre. Aunque no lo quisiera estaría condenada a vivir con su recuerdo hasta el fin de mis días, estaba convencida de eso, pero nadie dijo que no podría intentar superar su pérdida, y era justo lo que haría.

No podía verla, esa ya no era una opción para mí, dios ni siquiera podía escuchar mencionar su nombre que al segundo mis ojos se empañaban. Lo peor de todo era que cada puto lugar de esa jodida cuidad me recordaba a ella, y cada centímetro de ese puñetero departamento hacía que mi mente se llenara de recuerdos vividos con ella. Cada superficie que profanamos de puro deseo, en cada rincón que nos besábamos, cada suspiro  y palabras de amor que nos decíamos, cada promesa de futuro, todo me hacía recordar algo que ya no estaba. Cada vez que entraba a ese lugar su perfume me invadía los sentidos inmediatamente, ese olor tan característico de ella me llegaba hasta lo más hondo, y cada noche me acompañaba entre las sábanas. Era una verdadera tortura para mí, y por eso no podía seguir así, aquello tenía que acabar, estaba decidida a ello.

In our hearts (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora