In our hearts (Completa)

Capitulo 26

Sabéis esa sensación de estar consciente e inconsciente a la vez, como si tu cuerpo estuviera dormido pero tu mente está despierta, como si supieras todo lo que ocurre a tu alrededor pero eres incapaz de hacer nada, y esa impotencia te da ganas de gritar hasta quedarte sin aire? Era justo lo que yo sentía desde hacía varias horas. Sentía el cuerpo pesado, tanto que ni siquiera podía abrir los ojos, escuchaba ruidos y murmullos a mi alrededor, muy seguramente tratándose de personas, lo jodido era que no recordaba dónde estaba, lo último que recordaba era... bueno, mejor no recordarlo, pero pensar en esos sucesos hizo que un sentimiento desagradable se acentuara en mi estómago.

Sentí cómo mi corazón latía desbocado y enseguida el ruido de algunas máquinas seguían aquél ritmo cardíaco, resolviendo así la incógnita de en dónde me encontraba, un hospital. Comenzaba a agobiarme pero de repente sentí un toque suave acariciando mi rostro, el cual consiguió calmar mi alterado corazón.

- Shhh, está bien cariño. - Esa voz, la reconocía perfectamente pero no podía ser ella, no había forma de que estuviera allí. Lo había soñado? Pero aquel toque se sintió tan familiar y cálido que no podía ser producto de mi imaginación.

Como si por arte de magia se tratara, como si su voz hubiera sido el remedio para mi mal y me hubiera dado las fuerzas necesarias, mis ojos comenzaron a abrirse. La luz molestaba un poco al primer contacto, pero poco a poco pudieron acostumbrarse. No me interesaba nada más a mi alrededor, sólo una cosa, o más bien una persona, la misma que estaba en aquellos momentos mirándome sorprendida por mi despertar.

- Hola mi niña. - decía mientras continuaba acariciando mi rostro.
- Mamá?

Nunca hubiera esperado encontrar a mi madre allí, y la miraba como quien ve un milagro, algo sin explicación, sin sentido, pero aún así increíblemente reconfortante. Hasta ese momento no había caído en cuenta de cuánto había necesitado a mi madre, ni cuánto la había echado de menos. A pesar de todo el drama, las discusiones y las diferencias entre nosotras para mi siempre sería mi madre, y siempre la adoraría, después de todo, madre sólo hay una.

- Cómo estás mi vida? - Me pregunta mientras observo cómo sus ojos se cristalizaban, aquello me revolvió entera - Menudo susto nos has dado.
- Lo siento, no quería preocuparte.
- Eres mi hija Alex... Lexa. - paró de decir aquello seguramente al recordar que me incomodaba, pero en realidad ya no lo veía tan grave - Siempre estaré preocupada por ti.
- Puedes llamarme Alexandra si quieres. - le digo con una leve sonrisa, a lo que ella también sonrió.
- Hay alguien más que quiere verte.

En cuanto dijo aquello sus ojos se posaron en la persona que estaba sentada en el sofá al final de la habitación. Mis ojos no podían creer lo que veían y definitivamente aquello tenía que ser una alucinación.
Se levantó del sofá y dando pasos lentos llegó a mi lado y me tomó de las manos. En sus ojos veía pesar, arrepentimiento y mucho amor.

- Papá. - mi voz no salió tan clara y firme cómo pretendía, todo por culpa de la gran mezcla de sentimientos que tenía por dentro.
- Lo siento mucho hija. - fueron sus primeras palabras hacia mi, mientras algunas lágrimas escapaban de sus ojos.

Los observaba a ambos, se les veía cansados, con ojeras y fatigados, muy posiblemente por haber estado todo ese tiempo en el hospital por mi causa, al pensar en todo lo que debieron sentir una gran ola de culpa me golpeó.

- Qué hacéis aquí? -No podía parar de pensar en nuestro último encuentro, en aquellas duras palabras que ambos nos dijimos y en que había pensado que sería la última vez que lo vería, pero me equivoqué.
- Vinimos en cuanto nos enteramos de lo que pasó. -dijo mi madre.
- Pero cómo...
- Tu novia nos avisó. - Mi corazón dio un vuelco en cuanto esas palabras salieron de la boca de mi padre . «Clarke»
- Dónde está? -de repente todo lo demás quedó eclipsado, nada más interesaba, sólo saber si estaba bien.
- Tranquilizate cariño, ella está aquí. - dice mi madre.