La sangre seguía cayendo del techo y no faltaba mucho para que comenzara a ahogarnos. Temblorosos arrastramos los pies hasta la siguiente puerta, común y corriente, como las primeras, dentro estaba un escenario demasiado simple, una mesa con una taza de porcelana blanca y un chico sentado frente a esta con un periódico en manos. Vestía un elegante traje negro, sus ojos eran verdes como la esmeralda y de cabello negro como la oscuridad misma.
Comenzó a moverse estirando los brazos y bostezando.
—Ya era hora —pese a que su mirada fuera dulce, su ronca voz no contrastaba con su rostro—. Aquí está la cinta. —acepté la cinta un poco sorprendido por la fluidez del maniquí—. Y procedo a morir.
Nos tomó un par de segundos asimilar la frase, levantamos la mirada para preguntar, pero repentinamente un hombre salió de una parte del escenario y con una gruesa cadena rodeó el cuello del chico, imponiendo toda su fuerza en matarlo, este solo se echó a reír burlesco esperando un buen intento de asesinato, o eso es lo que estaba viendo. El crujir de sus huesos comenzaron a callarlo poco apoco y la piel estaba abriéndose por la cantidad de fuerza que puso aquel hombre. Con la piel de gallina nos dimos la vuelta dándole la espalda al escenario, toqué el botón de "reproducir" y comenzó la historia.
—Hoy es veinte de Abril del año dos mil dieciocho, morí por seguir malos pasos y a la persona equivocada. Pero no fue por mi gusto, fue para defender a mi única hermana. Desde que tengo memoria siempre he sido un chico tímido, muy tímido por no decir que me daba pánico y terror hablar con alguien que no fuera mi hermana o mis padres, ella era dos años más pequeña que yo, incluso la estatura entre ambos siempre fue notable, su carácter era duro pese a su baja estatura, pero nunca conté con que ello no la protegería del hermanastro de mi padre.
Conforme íbamos creciendo, más unidos nos volvíamos, mi hermana era el héroe que necesitaba en mi día a día en la escuela, incluso intentó formarme un carácter fuerte y quitarme el miedo, pero como siempre, le fallé. Muy seguido ocultaba lo que sentía para no llamar la atención de alguien y que me hablara, de lo contrario comenzaría a trabarme al hablar y pasaría vergüenza, me dijeron bastantes veces que si no me expresaba, en un futuro sería muy poco tolerante y explosivo por las emociones guardadas, sinceramente nunca lo creí y tampoco me tomé el tiempo de investigar. Al cumplir dieciocho años mi hermana seguía protegiéndome, en ese entonces era tan egoísta que no pensé en el cansancio que yo le provocaba y para recompensarla quise darle un regalo, así que inocentemente le pedí a mi tío que nos llevara a un lugar especial y él con todo gusto nos llevó a un parque cerca del lugar.
Él desapareció un rato para que nosotros jugáramos por más tiempo, todo era tan divertido que por primera vez mis carcajadas duraron más de cinco segundos, la sonrisa en mi rostro era más grande y mis piernas dolieron por todo el tiempo que corrí. Al regresar comenzó la pesadilla.
Salimos del parque cuando la luna estaba en su punto más alto, si nos llevaba a casa estaríamos solos porque nuestros padres habían salido a una velada, así que nos llevó a su casa. Él, conociéndome, me distrajo con botanas y una película pero a mi hermana solo le dio un café, ella comenzó a sentirse mal y yo a asustarme, mi tío me tranquilizó diciéndome que la llevaría hasta a su habitación para que descansara pero no volvió a bajar. Toda mi vida pude ser ingenuo, un tonto, un asustadizo y débil, pero en esos momentos comencé a sentirme distinto, el estomago me rugía, las manos me temblaban y la piel se me erizaba a cada rato.
Por costumbre mía de no tener a mi hermana pegada a mi cada dos minutos, subí las escaleras para acompañarla, al llegar al último escalón escuché algo de la habitación de mi tío, un quejido, tal vez un grito, caminé hasta estar frente a la puerta e intenté abrirla pero tenía llave, con un cosquilleo en la nuca y un inexplicable coraje tumbé la puerta de madera a golpes.
Una vez dentro del cuarto mi corazón comenzó a acelerarse con gran fuerza, mis puños a cerrarse con fuerza y un chasquido en mi cerebro haciéndome reaccionar ante la grotesca imagen encima de la cama. Ver a aquel hombre encima de mi hermana quien lloraba desesperada pidiéndome ayuda con la mirada había despertado algo en mí, estaba asustado pero muy enojado, alguien estaba lastimando a mi hermana y eso no era cualquier cosa para mi, así que tomé la lampara de cristal que estaba sobre el mueble y de un brinco llegué a la cama, agarré a mi tío de la camiseta y lo tire al suelo para estrellarle la lampara en la nariz, la estampé, una, dos, tres y muchas más veces hasta que solo quedó un pequeño pedazo de vidrio en mi mano y el rostro de él desfigurado, grité tanto que la garganta me dolió, mi brazo ya estaba cansado de golpear y la palma de mi mano no dejaba de sangrar.
Aún seguía asustado, el cuerpo me dolía y mis ojos se sentían extraños, me aterraba ver sangre y pronto comencé a llorar del gran miedo que tenía, pero, como siempre, mi hermana estaba ahí. Bajó de la cama cubierta con una sabana y se sentó a llorar conmigo, me abrazó y besó mi frente con cariño, como siempre lo hacía. Ahí me di cuenta de que no podía hacer nada sin ella, me mataría si a ella le pasara algo así de nuevo, así que ahí comenzaron mis malos hábitos y trabajos, encontré a alguien que me enseñaría a pelear, como usar un arma, como matar a alguien... por algo se llaman "Malas compañías" los malos hábitos que aprendí me hicieron alguien distinto y maté a alguien importante para un amigo, él terminó matándome a mi.
Soy Wen Ning y tengo seis meses muerto.
(ˢᵉ ʰⁱᶻᵒ ᵉˡ ⁱⁿᵗᵉⁿᵗᵒ ᶜᵒⁿ ᵉˡ ᵉᵈⁱᵗ)
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博物馆|✞𝓜𝓾𝓼𝓮𝓾𝓶✞
Mystery / Thriller·La nueva generación creció, la tecnología mejoró ya las historias permanecieron en un museo· Esta historia la hago con fines de entretenerme y a ti principalmente, disfrútala :D Publicada: Sabado 13 de Febrero del 2021 Concluida: Jueves 29 de Abril...