𝚁𝚎𝚍 𝙱𝚞𝚝𝚝𝚘𝚗

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Una enorme bodega con solo una fila de focos opacos y algunos fundidos en el centro del techo, pese a que dije que era una bodega no había ni un solo anaquel con cajas o maniquíes, en cambio, había como pequeños cuartos, diez aproximadamente divididos en dos secciones, cinco puertas a la derecha y cinco a la izquierda, era como si hubieras entrado a un asilo.

"Con el Jesús en la boca" caminamos tratando de ver y "no ver" de reojo lo que había dentro de cada cuarto, pero como ya lo había mencionado y lo vuelvo a repetir, soy muy curioso. Estaba muy seguro de que mis amigos se esperaron a que yo descubriera la respuesta a nuestras dudas desde que descubrimos el ambiente del lugar, después de digerir bien lo que estábamos viendo nos dimos cuenta de que no era algo fuera de este mundo ya que solo se encontraban maniquíes con una capa de plástico tan parecida a la piel humana viva, en posiciones y expresiones que se asemejan a su último aliento, era algo morboso para tratarse de un museo.

—Bien, no es tan malo después de todo, ahora busquemos la salida porque siento que me enfermaré del corazón si no salimos de aquí.

—Tranquilo A-Ling, solo son pedazos de plástico tratando de imitar la anatomía humana.

—Tonto, por si no fuera poco eso es tan morboso como sus expresiones y el escenario en el que están. —señaló el que estaba frente a mi.

Describiendo mejor cada habitación, había un pequeño escenario detrás de los muñecos, en este caso era una cortina de metal con una banqueta salpicada de sangre y un chico sentado en esta. Posiblemente representa las peleas y problemas de la calle. En definitiva nada se veía viejo, al contrario, tenía el presentimiento de que sea algo de tecnología avanzada por el botón rojo y la información pegada a la pared.

—A-Yuan, ¿Qué hay dentro? —escuché la voz de Jingyi a mi espalda tratando de entrar al cuarto— ¿Qué es eso?

— ¡¿Saben que?! Dicen que la curiosidad mató al gato pero de nada le sirvió saber porque murió, así que, yo me voy.

— ¡Jin Ling! ¡Espera! Solo déjanos ver un poco. —mis instintos me decían que debía obedecerlo pero también me decían que debería saber que es lo que hace ese botón rojo y como siempre, cuando tomo desiciones, le hago caso a lo que más me hace daño.

— ¡No toques ese botón, Lan Sizhui!

Mi dedo índice sumió el botón hasta escucharse un "click", la habitación que anteriormente estaba obscura se llenó de luz por la lámpara en el techo y lo que parecía un maniquí comenzó a moverse emitiendo sonidos como los de una máquina, llevó sus manos a su estómago y con lágrimas y sollozos sacó una navaja bañada completamente en sangre, la escena era tan gráfica, real y morbida que quise ayudarlo a quitar el dolor que expresaba por gritos y lamentos.

—Mamá, perdóname. —no parecía que la voz viniera de una bocina dentro del cuerpo, se escuchaba muy natural.

—Sizhui, ya viste suficiente, vamonos por... —posiblemente le hubiese obedecido si las luces no se hubieran apagado y un casete no hubiera caido frente a mí— Ya tienes lo que querías, vámonos.

Dudé en salir del lugar, el maniquí seguía "llorando" y no paraba de sangrar, nuevamente hice lo que se me dio en gana, me quedé y reproduci el audio de la grabadora.

—Ah... Hoy es... Ni siquiera me importa la fecha, sé que estoy muerto, pero no encuentro una forma no alocada para explicar el como un fantasma está grabando una nota de voz para contar su muerte. Como cualquier otro chico de trece años, las únicas preocupaciones y obligaciones que tenía eran sacar buenas notas en el colegio, destacarme en mi grupo de amigos y evitar cualquier daño que perjudique mi futuro, ya que a esa edad comienzan las decisiones difíciles, no tenía hermanos con los cuales jugar y eso me hacía sentir solo a pesar de estar siempre acompañado.

Yo no tenía con que hacer sentir orgullosa a mamá, mis notas eran malas, salía a la calle a jugar con amigos y no regresaba hasta en la tarde por lo que no me daba cuenta de los problemas que había en mi casa, primero fueron discuciones, papá engañó a mi mamá con una compañera de trabajo y ésta se dio cuenta, pronto se divorciaron y no volví a saber de mi papá , después hubo problemas materiales, los muebles se pudrieron sin razón, todo lo que tenía que ver con madera se echó a perder. Los problemas económicos fue el detonante a que las frustraciones de mi mamá se descargaran en mi, a los catorce años dejé de estudiar y comencé a trabajar para poder comer, solamente así mi mamá no me golpeaba porque si había dinero en sus manos, no habia golpes. Comencé a sentirme tan bien por la aprobación de mi mamá que me metí en mundos muy peligrosos con tal de tener ese billete grande y verde en las suaves manos de mamá.

Pero ella quería más, su ambición fue incrementando y los golpes volvieron, ella era una mujer delgada y frágil pero aún a mis diecisiete me dolía cada impacto de su puño en mi rostro, brazos y espalda. Decidido a hacerla sentir otra vez orgullosa de mi, me metí en negocios muy peligrosos, obviamente me contrataron a pesar de mi edad ya que si moría, sería una perdida insignificante en el lugar, no duré más de siete meses para cuando me asesinaron en un callejón, eran tres hombres contra mi, con mi poca experiencia peleando traté de defenderme pero me estamparon contra la cortina de metal y me apuñalaron hasta que mi sangre llegara a la parte trasera de mi chaqueta, como simbolo de advertencia dejaron una de esas navajas incrustadas en mi, morí con dolor, angustia y frustración, no le pude dar los 50,000 dolares que gané a mi mamá, ahora mismo está tan desepcionada de mi... Es algo que no me deja descansar.

Soy Jiang Cheng y tengo quince años muerto.

Nos miramos unos a otros esperando una reacción, ¿Qué reacción se debe de tener ante esa historia?

— ¿Es real? —preguntó Jingyi sacando su telefono y tecleando el nombre, bueno, lo intentó porque las manos no paraban de temblarle.

— ¿Qué dice? —Jin Ling se acercó a la placa que estaba por encima del botón.

— Solo dice que estaba desaparecido y lo encontraron muerto en ese callejón. Dios mío...

Desde que terminamos de escuchar su historia, una tentación tan grande nos invadió que llegamos a otra habitación para seguir escuchando más. Eran almas en el olvido, en ninguna notícia había escuchado de este chico y lo tomaron como un cero a la izquierda, no era justo que muriera de una manera tan cruel y dolorosa, no cumplió la mayoría de edad cuando su vida comenzó a ser un desastre.

 Eran almas en el olvido, en ninguna notícia había escuchado de este chico y lo tomaron como un cero a la izquierda, no era justo que muriera de una manera tan cruel y dolorosa, no cumplió la mayoría de edad cuando su vida comenzó a ser un desastre

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ℬℯ𝓉𝒽ℳ𝒾𝓃0

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