𝙼𝚒𝚗𝚍

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Después de salir del festival y llegar a la facultad para descansar, al menos para mi, esa noche me fue imposible dormir, nadie sabía que yo era el asesino de aquel horripilante hombre, todos creyeron que la carne colgante del carrito era simple decoración, tan real como el hedor a sangre que desprendía. Lo peor de todo esto es que yo maté a alguien y... Lo disfruté, desde esa noche ha prevalecido en mi un pensamiento demasiado cruel que juega con mi lógica para decirme que es lo correcto; Matar a los que arruinan la vida de los demás. Se supone que ellos están haciendo un desastre en la vida de otra persona, por lo que no merecen tener una propia.

Pese a mi atroz acto no tengo miedo de que me descubran y me condenen a años de cárcel, pues la casa estaba tan oscura que era imposible que alguien describiera mis rasgos, no había cámaras y tampoco ningún testigo.

—A-Yuan —la voz de Jin Ling me sobresaltó, de tanto pensar comencé a dormir sin darme cuenta. Giré la cabeza para verlo, no estaba tan lejos de mi, habíamos juntado los colchones para dormir junto a Zizhen— ¿Era falsa?

— ¿Qué cosa?

—La sangre, en tu cara —su mirada me transmitía preocupación, tal vez miedo. Negué con la cabeza sintiendo como mis ojos poco a poco se inundaban en lágrimas— ¿Qué fue lo que pasó? —en silencio se acercó a mi lado de la cama, dispuesto a escucharme.

Tenía tanto que decir, sentía vergüenza por haber sido descubierto y aún más por mi amigo más fiel. Era mentira admitir que no me sentía aliviado de que alguien más sabía de la travesura que había hecho, pues, guardarte un agobiante secreto solo para ti resultaba ser cansado y un poco frustrante por no sentir esa complicidad. Pero lo que había hecho no era una travesura, era un crimen, un sádico crimen no muy diferente a las historias del museo.

—Él —suspiré hondo antes de seguir hablando— él estaba acosando a una chica, era imposible que ella pudiera defenderse porque era muy bajita a comparación —de pronto sentí como con su brazo derecho me rodeaba la espalda, acariciando mi brazo—. No sé que pasó —el sentimiento de culpa poco a poco llegó, demasiado tarde cabe decir. Mi voz se ahogaba con cada silaba y mi mormada nariz no me permitía respirar con tranquilidad— Yo solo... Reaccioné por instinto.

—Ni siquiera lo tocaste.

—Pero tampoco lo ayude —un par de segundos me tomó reaccionar ¿Cómo es que él sabia que no lo había tocado? No quería pensar mal de Jin Ling, así que ignoré todo pensamiento que pasaba por mi cabeza, mirándolo a los ojos, casi tan húmedos como los míos.

—El problema es que no me siento culpable, te vi pero tampoco te detuve —desvió la mirada al piso, pensativo, tomó aire y volvió a hablar— Porque, ese hombre, la llevó a la fuerza a esa casa y no quise quedarme quieto. Los obligué a entrar.

No supe qué decirle, de igual manera ¿Qué debía decirle? En teoría Jin Ling no me manipuló, solo fue una desgracia que fuese yo quien lo matara y el objetivo era que ese hombre dejara en paz a esa chica, se logró el propósito, solo que de una manera muy distinta.

—Lo lamento. No quería que esto pasara así.

Realmente nadie lamentaba nada, pero queríamos sentirnos arrepentidos.

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Después de esa noche, nada cambió entre nosotros, afortunadamente. Y fue todo lo contrario, fuimos más unidos. Era obvio que se lo contaríamos a Jingyi, pues él fue el único que notó nuestros extraños comportamientos. Reaccionó algo indiferente, no fue sorpresa para él que Jin Ling quisiera tan repentinamente meterse a la atracción y que yo estuviera manchado de sangre, observando morbosamente una grotesca decoración, nos dijo que esperaba que algo malo pasara, pero nunca un asesinato "accidental".

Un par de semanas después la universidad lanzó la convocatoria sobre la imagen que sería pintada en el muro más grande de la institución, "Demostrar algo peor que reprobar un examen, así evitar el estrés y suicidios" fue el único requisito que deberá presentar la pintura. Es curioso como, aún después de lo sucedido, que por mi infinita terquedad por ganar esa pared y el trauma más grande que he hecho a alguien más y a mi mismo, siga queriendo ganar ese concurso... Me he odiado a mi mismo por mi tonta y repugnante forma de ser, preguntándome cuando llegaré a mi límite, cuando dejaré de causar daño, cuando dejaré al mundo y a mi mismo en paz. Me canso, me frustro y agobio de mi mismo, siendo que la única manera en que alguien no se aleje de mi sea creando una envoltura buena y llamativa, de un niño bueno, sonriente, tranquilo y educado.

Es injusto que alguien como Ling, Jingyi y Zizhen sigan conmigo, nadie los había obligado a estar conmigo y en cambio, aún conociéndome, no se quieren ir ¿Qué clase de loco estaría conmigo después de ese día? Después de que tuve la posibilidad y la oportunidad sacarlos de ese lugar y con vergüenza recibir un regaño del guardia, eso hubiese sido mil veces mejor que tener la peor de las experiencias.

—A-Yuan ¿Porqué lloras? —justo pensando en los reyes de Roma, uno de ellos se asoma. Niego con la cabeza, sin considerar limpiar mi cara.

—No es nada, sigo agobiado —respondo, mi voz notablemente rota los preocupa— Jingyi ¿Porqué sigues estando conmigo? —pregunto repentinamente, sé que un salón de clases y a mitad de una clase no es lugar para ponerse a llorar y hablar de algo tan intimo como una amistad que ha durado demasiados años, pero mi mente no quiere dejarme en paz.

—A-Yuan ¿De qué hablas? hemos sido amigos desde que tenemos memoria —susurra lo suficientemente bajo para que el profesor no escuche— No tengo idea del porque lo preguntas, pero...

—Pregunto porque ya no puedo más conmigo mismo —siento las lagrimas aumentar mientras mi frente comienza a arder— No me siento culpable por lo que pasó en la casa de terror, pero sí de haberlos dañado —algo me recorre de la frente, empapando mis cejas y nariz, Jingyi a ponerse morado buscando respirar y Ling a toser con ferocidad, sacando humo negro de su boca— ¡Quiero que dejes de llorar por mis imprudencias! —sin darme cuenta ya estaba gritando, preocupando a mis compañeros y maestros.

—A-Yuan, basta. —por más aire que tomaba, por más que retiraba su camiseta de cuello largo simplemente no podía respirar.

En tan solo veinte minutos ya estábamos en la enfermería, inconscientes, pero descansando. Ojalá nunca hubiera entrado a ese museo.




博物馆|✞𝓜𝓾𝓼𝓮𝓾𝓶✞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora