- espacio -

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Yusaku se acercó a la par de niños en silencio. Los tomo del cuello de la camisa y aún si se removieron enojados por tan abrupto movimiento, Yusaku no cedió a sus intenciones. Así como si nada, los saco del departamento y cerró la puerta con llave.

- ¿Pero que...? ¡Yusaku! - protesta Ryoken.
- ya está - sacude sus manos satisfecho de su acto.
- ¿Porque los sacaste? Son niños - se pone de pie para ir por ellos pero Yusaku no se lo permitió. Se interpuso en su camino, estorbando su avance con su cuerpo.
- no Ryoken, no irás - gruño el joven de ojos verdes.
- Yusaku - El peliblanco cruza los brazos en su pecho con gesto de reproche. - ¿Se puede saber porque? -
- son una plaga - escupe molesto.

- ¿ha? ¿esa es tu respuesta? Son solo niños. -
- no, no lo son. Es un angelito de la guardia y un diablillo. Son molestos, corretean y son mocosos - enumera como si fueran grandes defectos.

- son pequeños-
- oh por favor, podrían ser tus abuelos tres veces -
- no has convivido con ellos. Son muy agradables-
- ¿Quien tiene más años en este plano?  No van a entrar Y es mi última palabra - sentencia el incubo seriamente ante Ryoken que cruzo los brazos en su pecho, mirándole severamente.

...

Minutos después...

-no puedo creer que me hayas convencido - escupe mientras toma una pequeña bolita rellena de crema batida de esa torre de caramelo y bollos llamado Croquembouche.

- ¡Eso fue jugar sucio!! ¡Converserme con postres!! - le da un manotazo al pequeño de ojos verdes que intentaba robar uno de sus pastelillos.
- tu empezaste Yusaku. - Ryoken responde mientras cepilla el cabello de la niña.
- a todo esto ¿Cómo Terminaron aquí? - pregunta intrigado, los diablillos y angeles de la guarda normalmente no se dejan ver pero ahí están a todo color, robando la atención de su Ryoken.

- bueno, todo empezó después de la escuela. Una vez que le entregué las galletas a Anzu me dispuse a venir a casa-
- sobre las galletas. Hablaremos muy seriamente sobre compartir mis postres - hace incapié mientras señala la torre que le hacen falta dos bollitos de la parte inferior.
- no seas exagerado -
- ¡estoy hablando de mis postres Kogami!! - dramatizo quitándole de los dedos otro bollito que el menor se había robado.
- ¿Quieres saber que ocurrió? ¿O no? -

...

Ryoken caminaba tranquilamente por la calle después de verse con la chica de cabello castaño en un pequeño puesto de revistas que queda de paso en la avenida.
El arranque de indignación de Anzu al enterarse que su hermano mellizo coqueteo con el y que desprecio sus galletas fueron detonantes para que se marchara antes de continuarán con su charla. Inmediatamente la chica partio sin antes darle un abrazo por el delicioso regalo.

Corto por atravesar el parque cercano al complejo departamental para hacer tiempo, no tiene prisa por llegar a casa y el clima es delicioso para pasar un rato en la calle. Continuo caminando en el sendero de roca pulida entre árboles enormes en pleno follaje verde. Vio señoras pasear con sus bebés y algunos niños jugar por los alrededores, otros corrían para hacer ejercicio o practicaban algún instrumento. pasaba cerca de un banco para alejarse de la multitud cuando vio una figura menuda entre los arbustos, imagino que se estaba escondiendo pero al observar mejor, la criaturita estaba atorada, tiene muchos rasguños en sus brazos y uno que otro en su cara.

- hey... - saludo acercandose despacio.  - te has atorado al parecer -

La niña de cabello azul cian inflo sus mejillas avergonzada e hizo un puchero de descontento.

- ya, ya... ¿Puedo ayudarte a salir? - la pequeña movió la cabeza, afirmando con sus mejillas rojas de coraje por atascarse así. Ryoken comenzó a retirar las ramitas que están enredadas en su vestido largo y blanco, las hojas que se atoraron en su cabello esponjoso. Posteriormente, la ayudo a salir de ahí y la sentó en la banca para terminar de limpiarla de hojas amarillentas.

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