- cuento navideño -

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Aún con la suave lluvia cayendo en la ciudad. No disminuye el entusiasmo de las personas en celebrar las fiestas próximas. El frío es un pretexto perfecto para los romances y la proximidad, comer cosas poco comunes que en resto del año, usar abrigos y divertirse con las luces de colores que centellan en la ciudad.

Pasaron dos días más del incidente con la madre de Yusaku y los mellizos. No la han visto desde entonces pero Anzu asegura que sigue en la ciudad haciendo quien sabe que cosa. Su madre no es muy comunicativa en muchos asuntos. Eso tranquilizó a los jóvenes demonios, si bien su querida progenitora no es cruel, es estricta en especial con los asuntos de la discreción. No dudo en regañar a Judai y Yusaku por su tontería de "reina Tatiana" y "Queen prom" como sus redes de información con la policía así como Anzu no se salvó por sus tratos con el senador de la ciudad.

Para fortuna de la pareja inusual. Las vacaciones empezaron se maravilla. La venta de cuadros y obras de arte de la escuela fue bastante bueno, recaudando fondos para mantener el club. Si bien la profesora D'lay está contenta con el resultado, dió a entender que seguirán esforzándose en crear obras propias. en segundo lugar en cuestión de éxito fue el de cocina. Por obvias razones, el grupo de gastronomía ganó gracias a la popularidad de Yusaku y la especialidad de la casa: pastel selva negra. Sin embargo, no todo es alegría en la escuela. El club de teatro sigue siendo una paria y sus escasos miembros no saben que más hacer. Viendo la necesidad de cancelar su evento navideño ante la falta de integrantes.

Pero las penurias pasaron a segundo plano ante la alegría de las vacaciones invernales con sus respectivos planes.

Cosa de la que hablaban Yusaku y Ryoken mientras caminan por las calles frías de la ciudad. Decidieron salir a comer en esta ocasión, Ryoken gusta de cocinar pero hacerlo todos los días es algo agotador además sus manos están algo dañadas por lavar frecuentemente los platos. Ante esto, Yusaku las sano de inmediato y prometió que conseguiría una lavadora de trastes y las más finas cremas para su piel. No podía permitir que las manitas de su primavera se estropeen.

Ambos se podían de acuerdo si ir al restaurante favorito del incubo o probar algo nuevo entre argumentos y miradas complices entre ellos fueron abordados de golpe.

- ¡Yusaku-ototo!! !Ryo-chan!!- saludo con entusiasmo Anzu mientras abraza por los hombros a su cuñado. Sentía la calidez de su energía que la hizo sonreír aliviada. Es un pequeño bocado de alegría, últimamente han Sido dias muy duros para ella respecto a Raphael. Si bien le gusta, le cuesta mucho hacer que el la note.

- ¿A dónde tan guapos? - Judai se apoya con total confianza sobre su hermano menor.
- vamos al restaurante "quelesimporta" que está en la esquina "vayansealcarajo" - frunció el seño.
- no seas grosero con tus hermanos mayores Ototo. Nos haces pensar que no nos quieres - dramático Judai con un puchero.
- vendería tu inexistente alma por unas papas -
- ya, sabemos que lo harías. Pero mínimo dinos que planean. Ya sabes, por si nos motiva. Estamos algo aburridos - suspiro desmotivada la hermosa sucubo.
- osea venir a joder mi tiempo con MI solecito -

Ryoken rio divertido ante la interacción de los hermanos. Le parecía tan tierna esa amistad.

- iremos a comer. Pero no nos ponemos de acuerdo a dónde ir. ¿Podrían sugerirnos algo? - pregunto sin especificar interrumpiendo las miradas mortales del trío.
- aprende de el Yuku-ototo. El si nos quiere aquí - molesta el castaño con una sonrisa triunfal.
- ¡al fin!! Nuestro bruto y esclavizador hermano menor  te saco de la cocina. - festejo Anzu. - cocinas delicioso pero tus manos ya están sufriendo. - señaló con su dedo ambas manos. La sucubo recuerda cuando hacía de comer en su tiempo de esposa. Si no fuera por su naturaleza,  se habrían dañado por tantos cortes y especias que manejo en su momento.
- como eres descuidado con tu novio. Yusaku Ototo. -
- ¡Oh cállense!! - con un pequeño rubor en sus mejillas, miro a otro lado. Admite que fue imprudente con su pareja, cosa que no volvería a ocurrir.

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