Capítulo 3: Perseguir

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Cerca de las ocho de la noche, mirar el techo arriba de su cama parecía lo más interesante de hacer para terminar el día. Gulf no tenía nada que hacer por el momento, no tenía con quién divertirse, no tenía con quién jugar a perseguir, atacar y dominar.

Ni siquiera los seres en su interior estaban causando alboroto. Al igual que él, sentían que algo les hacía falta, un sentimiento de añoranza por cierto hombre los tenía cabizbajos y sin ganas de hacer nada más que recordar los efímeros momentos con Mew.

Su sexy doctor por un corto periodo de tiempo.

En su vida, Gulf había conocido a muchas personas, algunas por casualidad, otras por que se vio obligado a hacerlo por su trabajo. Pero nadie había sido digno de doblegarlo, y mucho menos que su ángel y su demonio estuvieran de acuerdo con eso. 

Hubo varias ocasiones donde el ángel congeniaba con cierta persona, pero al demonio no le agradaba. También hubo momentos donde las circunstancias fueron exactamente lo contrario y, ambos hacían lo posible por eliminar dicho lazo. Y bueno, este no era el caso en lo absoluto.

—¿Se sienten demasiado tristes para debatir? Eh, que aburrimiento. ¿Deberíamos ir a buscarlo? —Ambos alzaron la cabeza, sus ojos brillaron con su color propio, y si hubieran estado en su forma animal, posiblemente estarían moviendo la cola.

—¿De qué tipo es su clase? ¿Por que nos hace sentir tan abrumados. —La voz del demonio sucumbió al ángel cuando se disponía a hablar.

—De ninguna, solo es un humano. Un humano extraordinariamente apuesto, su aura es tan tranquila que me trasmite una preciosa paz. Como mirar el agua más transparente que jamás haya visto, pero si hacemos una concreta comparación seria igual que ver correr el agua en una cascada, fuerte y exuberante. —Contestó el ángel. El demonio se burló con una carcajada bulliciosa, molestando a viva devoción a su compañero por obra de su destino. 

—Eres malditamente cursi. ¿Lo comparas con una cascada? ¿Enserio? 

—Las cascadas se consideran uno de los fenómenos más bellos de la naturaleza. No veo lo cursi en eso. Además, en el día el color del cielo se refleja en el agua, ¿Hay algo más bello que eso? —El ángel cerró y abrió sus ojos, mostrando con orgullo el color azul de sus ojos. Pero queriendo contradecirlo, el demonio bufó y se encogió de hombros. 

—La hay. Como por ejemplo su cuerpo, caliente como el infierno. Maldición, pensar en cada parte de su cuerpo es un pecado, pero yo amo pecar e incitar a otros a hacerlo, ángel. Lo quiero arrastrar hacia la lujuria, y hacerle perder la cabeza. Quiero tomarme el tiempo necesario para un juego previo antes de someter a ese humano a un placer irreconocible, un placer que no encontrara en otro lugar si no es conmigo. 

Con cada palabra que el demonio soltó, el ángel quedó anonado. Por que sabia que tarde o temprano el demonio lo obligaría a pecar con él. Y aunque quisiera escapar del pecado, no podía por que estaba atado al demonio por siempre o hasta que Gulf lograra el equilibrio entre la luz y la oscuridad. 

—¿Seguirán hablando o es hora de perseguir a alguien? —Gulf se puso de pie, haciéndolos callar en el proceso. Buscó ropa adecuada para ponerse, un pantalón de chándal gris, una sudadera negra, sus tenis y dejó su cabello al natural, se cubriría la cabeza con la capucha de la sudadera.

Tomó sus llaves, cartera, celular y salió de su apartamento, en busca del irresistible doctor.            

Un poco de tiempo después, Gulf estaba afuera del hospital, se sentó en unas gradas del edificio que se encontraba enfrente y esperó. Desde la última vez que estuvo aquí habían pasado tres días. Al menos esperaba tener suerte y encontrar a Mew aquí.

Encanto Seductor ☆ MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora