iv. the compass

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El barco se aproximaba, y JJ recogía el ancla lo más rápido que podía. Brina comenzaba a sentirse más y más asustada. Sin duda, este día estaba dando un giro inesperado.

—Chicos no me esperéis, vamos —
Brina corrió al lado del rubio y comenzó a tirar de la cuerda apresuradamente, mientras que el barco comenzaba a avanzar. Terminaron de recoger el ancla y Brina cayó al suelo de culo.

—Chicos, nos están siguiendo —comentó con nerviosismo Kiara.

—Joder, esto pinta mal.

Brina estaba sujetada a la barra de hierro mientras el barco avanzaba, y ella sólo podía mirar hacia atrás y mirar a esos dos hombres que estaban persiguiendo.

De pronto se escuchó un disparo, y todos se agacharon. Brina se quedó inconscientemente de pie, y Jonh B tiró de su brazo para que se agachara.
Pope comenzó a decir cosas como "dios mío, vamos a morir". A Brina le había subido la respiración, y ahora era agitada. Otro disparo sonó, y la joven se levantó.

—¿Qué haces? —gritó JJ, pero ella siguió avanzando.

Cogió una red y la lanzó al mar. Unos segundos después, el barco de los dos atacantes se quedó enganchado a esta. Todos comenzaron a gritar eufóricos, y Brina sonrió hacia sus adentros.

—¡Victoria para los pogues! —gritó JJ, eufórico.

—Rubio psicópata, si no recuerdo mal quien ha puesto esa red he sido yo.

Todos rieron, y finalmente llegaron a la orilla. Brina sabía que la aventura había llegado a su fin, y se bajó algo más desanimada. Hoy se lo había pasado bien con esos pogues.

Jonh B la miró de reojo, y sonrió a la joven. Ella le devolvió la sonrisa tímidamente y después volvió a mirar hacia el otro lado, donde se veía la isla. Agachó la cabeza y volvió a mirar a los chicos.

—Gracias por este día. Ha estado bien.

—¿En serio? —preguntó Pope—. Nos han perseguido. Con una pistola.

—Sí, pero fue diferente —murmuró ella, casi inaudible—. Fue un placer compartir este día con vosotros.

—¿No te quedarás a ver lo que hay dentro? —cuestionó Kiara, pero Bri sólo negó con la cabeza.

—Es tarde... Debo irme.

Todos asintieron, y la morena volvió a colocarse la camiseta, para después comenzar a caminar hacia el otro lado de la isla.

Sin duda, no había sido como esperaba, pero al menos había salido de esa burbuja en al que sólo era una niña rica. Hoy había vivido una auténtica aventura.

Volvió a su casa sonriente, y suspiró aliviada cuando vio que su padre aún no había llegado. Se tumbó en su cama boca arriba, y después tomó uno de los libros de la mesita de noche y empezó a leer.

Mientras tanto, los chicos habían descubierto que dentro de la bolsa que Jonh B había sacado, se encontraba la brújula de su padre.

—Esa kook es lista —sentenció Pope, una vez estaban bajando del puerto.

—He de decir que me sorprendió.

—Te sorprende cualquier cosa, JJ —bromeó Ki.

—Es una kook. Quién diría que tendría un par de neuronas —se explicó de nuevo, recordando el momento en el que la chica se levanta en medio de los disparos y pone una red sobre el agua.

Todos rodaron los ojos y cada uno volvió a su casa, prometiendo reencontrarse al día siguiente.
Brina se despertó, bajando después a desayunar. Al bajar las escaleras se encontró con unas maletas en la entrada, y una sonrisa se dibujó en su cara. Salió corriendo hacia la cocina, encontrándose a su madre con unas gafas de sol y una taza de café en la mano.

love takes two| jj maybanksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora