xxii. regretments

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Brina se sintió bien al ver a su antiguo amigo. Tenía una nueva novia, y se habías olvidado de ella, Estaba feliz por él, pero había pasado una semana en Nueva  York y solo contaba los días para poder volver a Outer Banks. Y ver a JJ.

Miró su móvil mientras Alex y Bianca, su novia, charlaban animadamente sobre temas varios y vio los dos mensajes que JJ le había dejado al día siguiente de su marcha, y los cuales ella no se había atrevido a responder, porque ni siquiera sabía qué debía poner. Sabía que había hecho las cosas mal, pero no se imaginaba volver y que JJ no la dirigiese la palabra, o las cosas no fuesen como anteriormente habían sido. Por ello, había optado por buscar un momento para llamarle, o para escribirle unas bonitas palabras y que entendiese que todo estaba bien, que ella volvería (aunque ya se lo había aclarado a Kiara, y tenía entendido que todos lo sabían y esperaban su regreso), y sobre todo, que no deseaba nada más que estar con él. Sin embargo, ya habían pasado seis días y seguro que JJ estaría cabreado, como ella lo estaría.

"Bri, no quiero que te vayas, joder, justo ahora que las cosas estaban saliendo bien".
"Por favor, habla con él".

Ella volvió a analizarlos y suspiró. Guardó el móvil y sonrió, uniéndose a la conversación de sus amigos, mientras que todavía daba vueltas a cómo se quedaron las cosas en Outer Banks.






Al regresar a su casa, su madre había preparado la comida, solo para ellas, como había estado siendo toda la semana. Se sentaron juntas, en silencio, mientras que, extrañamente, su madre parecía feliz. Había hecho su comida favorita, y eso que no solía cocinar demasiado, y parecía que todo estaba en orden. Habían desaparecido unos cuantos trastos que había por la casa, y todo olía a jazmín y vainilla.

—¿Ha pasado algo, mamá?

—¿Por qué lo dices?

—Bueno, no quiero que suene mal ni nada —balbuceó—, pero todo está tan limpio, no sabía que Louise venía hoy...

—Y es que Louise no ha venido, lo he recogido yo.

Su madre, aunque era una mujer muy activa y trabajadora, estaba acostumbrada a tener mujeees limpiando y cocinando para ella, porque su padre creía que así sería más cómodo, así que no limpiaba normalmente, al menos hacía mucho tiempo que ella no había recogido por su cuenta las cosas.

—¿Y a qué se debe? ¿Tendremos invitados?

—No, cariño —dijo su madre con una sonrisa—. Quería esperar a tu padre para dar la noticia, pero estarás tan feliz, que no he podido esperar.

Brina arqueó una ceja con curiosidad.

—Papá ha resuelto todas sus cuentas pendientes, así que en una semana volveremos a Outer Banks, ¡con los Cameron!

Brina exclamó de la emoción y dio un abrazo a su madre. Comió rápidamente, deseando darle la noticia a Kiara, y a Sarah... Y a todos, especialmente a su rubio. Por fin tenía las fuerzas necesarias para llamarle, así que subió a su habitación y no esperó más hasta marcar el número de "Rubio psicópata".

Tres tonos.

"Has llamado a JJ Maybank, lo siento pero estoy ocupado, las olas me llaman".










Ugh.
Al otro lado del mundo, irónicamente, JJ se despertaba en el sofá de John B con una resaca horrible. Apestaba a porros, y a alcohol. No lo pensó más y se metió en la ducha, apenas recordando lo que había pasado el día anterior. Se sintió mal por su amigo, pues sabía perfectamente que habría tenido que lidiar con él.

Al salir, se enroscó una toalla en la cintura y se miró en el espejo con la intención de arreglar su pelo. Entonces, se fijó en una enorme mancha que había en su cuello. Mierda, pensó. Fue en ese mismo momento cuando comprendió que había metido la pata hasta el fondo. Frotó la zona con su mano, esperando que fuese una simple mancha, pero al ver que no se quitaba se pasó las manos por el pelo frustrado.

love takes two| jj maybanksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora