Lo mejor que Agnus sabe hacer es escribir. Su vida cambió desde que una tarde de verano conoció esa página de historias en línea y decidió subir las suyas. Lo que no espera, es que su vida vuelva a cambiar con la llegada de un huracán de delirios, r...
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―La audición estuvo estupenda, gracias por preguntar ―Le conté.
En realidad, quería decirle que lo recordé en cada segundo, cuando decía que fuera valiente, que actúo todos los días. Me decía que la gente actuaba a diario; yendo, esquivando y volviendo. Viviendo en aquel caos que llaman ciudad. Me decía tantas cosas de las cuales aprendí muchas más.
"Lluvia en París", novela de @BeautifulDecember.
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Dos días después, para mi mala suerte, sus amenazas no fueron más que verdades.
Me detuve frente al salón mientras el profesor me taladraba el cerebro para que abriera la puerta y entrara a clases. Por ende, al estar en estas pintas, sucedió lo que era evidente: todos mis compañeros comenzaron a reírse de mí, sin embargo, solo presté atención a mis supuestos amigos. Benja tapó su boca con las manos para evitar carcajear más de lo que ya lo hacía, Cande abrió sus ojos de par en par, escupiendo el gusano de goma que estaba comiendo, y France soltó una risotada como si no hubiese mañana, ella directamente ni se molestó en ocultarlo. Luego dirigí mi vista hacia el chico nuevo que estaba sentado angelicalmente como si nunca me hubiera hecho nada, solo se limitó a guiñarme un ojo y saludarme con una mano, lo que me provocó más rabia.
Seguro se estarán preguntando exactamente qué sucedió con ese ser despreciable, mejor apodado como lombriz o jirafa desnutrida. Bueno, tomen asiento porque esto es triste y de no creer.
Después del involuntario y exagerado accidente con el café, que dejó como consecuencia una camisa, zapatos manchados y una naciente rivalidad entre los dos, sentía todo el tiempo la mirada punzante de Austin Clarkson. Resulta que ese es el nombre de la nueva pesadilla que me atosigaba hasta al cerrar mis ojos. Además, me atrevo a decir que no solo sentía su vista sobre mi persona cuando estábamos en nuestro salón, sino que en la cafetería, en los pasillos, en la clase de gimnasia, y agradezco que los baños estén separados, porque de lo contrario, él estaría también allí. En cada esquina del colegio, Austin se había convertido en mi sobra, cosa que me estaba comenzando a poner de los nervios. Incluso fui sometida a varias interrogaciones de compañeras preguntándome si sucedía algo romántico entre los dos. ¿Esas chicas estaban ciegas? ¿Qué les respondía? Nada, con una sola mirada, ellas huían.
