Lo mejor que Agnus sabe hacer es escribir. Su vida cambió desde que una tarde de verano conoció esa página de historias en línea y decidió subir las suyas. Lo que no espera, es que su vida vuelva a cambiar con la llegada de un huracán de delirios, r...
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Recuerdo que él decía que nadie sería capaz de separarnos y que seríamos amigos hasta el final, que cuidaría siempre y nunca se alejaría. Qué irónico que él mismo haya sido quien nos separó; algo horrible y triste al principio, pero a medida que pasaban los días, dolía menos y mis sentimientos también disminuían.
"Solo amigos", novela de @BeautifulDicember
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―Quiero el proyecto casi listo para la próxima clase ―anunció el profesor de biología―. Pueden retirarse, muchachos. Austin, ¿podrías guardar todo en el laboratorio? Consecuencias de llegar tarde.
Oh...
―Por supuesto ―le respondo, pero en realidad no quiero.
Agnus me mira sonriendo con maldad, antes de retirarse con sus amigos. Sí, que ría ahora, porque cuando menos lo espera, ya no lo hará.
Ayer, cuando terminé de hablar con Sabrina, me dediqué a hacer el slime verde que usé para colocar en el casillero de microbio. Por eso lamentablemente llegué tarde a esta clase. No, lo de la campera de promoción no era más que un simple detalle que improvisé cuando Nicolás dio su anuncio. Esta era la broma con la que recuperaría mi reputación después de aquel episodio en la cafetería de la escuela, que tan mal parado me dejó.
Todo fue sencillo, una vez que nadie quedó en los pasillos, saqué de mi casillero una bolsa resistente y comencé a guardar una por una las cosas de Agnus en ella. Me llamaron la atención varios de sus adornos, como banderitas de Francia, postales, fotografías. Pero lo que me cautivó fue una pieza hecha de vidrio con la forma de la torre Eiffel. Lo que me llevó a protegerla con un pañuelo y guardarla con cuidado en mi casillero.
¿Qué le sucede a esa chica con París? Es lo que me quedé pensando durante toda la clase de biología, debo admitir para mi gran pesar. Incluso hasta me encontré a mí mismo dibujando pequeñas torrecitas desprolijas, que borré al darme cuenta de lo que hacía. No presté atención alguna, así que tuve que sacar fotos a los apuntes que tomó Blake.
Un Blake que ahora me estaba recriminando por lo que hice antes de entrar.
―No quiero ni pensar el lío en el que te metiste, Austin ―dijo mientras terminábamos de guardar los equipos de laboratorio. Él se ofreció en ayudarme―. ¿Slime?
